Allí estaba, incluso más hermoso que una proyección de mi cabeza, sonriéndome nervioso. ¡Era él! Las piernas perdieron su equilibrio y me temblaron, me quedé estático. Me llevé la mano al pecho, sólo para confirmar que mi corazón latía, porque yo sentía que había explotado dentro. No me percaté del momento exacto en que mis lágrimas se desbordaron, ya que la vista se me nubló y todo se volvió sólo siluetas borrosas. ¿Estaba respirando? Me obligué a recordar como se hacía, porque verdaderamente el aire había dejado de entrar a mis pulmones; y me limpié las lágrimas, esperando que mi vista se aclarara. Entonces volví a verlo, su hermoso y bello rostro lucía preocupado y el desasosiego pintó cada una de sus facciones.
- ¿Haruto? - la voz femenina de una chica partió la escena, pero no retiré la vista empañada de Haruto por temor a que desapareciera como si hubiese sido sólo una alucinación.
Haruto miró a la chica y los ojos se le abrieron de par en par, desprendiendo un fulgor desconocido.
-Sayoko- musitó sorprendido.
Y eso fue todo, perdí la conciencia porque ya no resistí tener pies de gelatina y no podía obligar ya a mis pulmones a respirar. ¿Caí al suelo? O ¿Alguien me sujetó? Qué más daba, ya no contaba con la percepción de nada.
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El olor a alcohol me invadió las fosas nasales y casi llegó hasta mi garganta, haciéndome arrugar la nariz y carraspear. Comencé a abrir los ojos poco a poco y divisé una silueta junto a mí.
-Haruto- susurré. Pero la voz que respondió a mi llamado no fue la misma que había escuchado antes.
- ¿Ya estás bien, Asahi?
Me tallé los ojos y luego parpadeé repetidas veces para aclarar mi vista. Yoshi tenía un algodón en su mano izquierda y la mirada bien puesta en cualquier cambio en mi expresión.
- ¿Dónde estoy? - pregunté mirando a mi alrededor, pero al instante hubo otra pregunta más importante y volví a pasar la mirada por el lugar, pero esta vez con desesperación- ¿Dónde está Haruto?
-Tranquilízate, dime que estás mejor- insistió Yoshi-. Estás en la parte trasera del salón.
-Estoy bien, ¿Dónde está Haruto? - el lugar estaba más oscuro que alumbrado, pero lo suficiente claro como para examinar cada rincón.
La boca comenzó a temblarme con un "No" inquieto en los labios por temor a que todo hubiese sido sólo una alucinación en mi cabeza.
Tomé a Yoshi del cuello de su camisa, inclinándome hacia él y percatándome de que estaba recostado sobre un sofá viejo con olor a humedad.
- ¿Dónde está Haruto? - casi grité, desesperado, creyendo que me estaba volviendo loco, si es que aún no lo estaba.
El silencio de Yoshinori me hizo pensar lo peor y sentí que el corazón se me encogía acongojado en el pecho.
-Él está... está hablando con una chica, justo afuera de la habitación- dijo y los ojos se me abrieron como platos. Mi corazón le ganó al pensamiento en mi cabeza y revivió con estruendosos latidos golpeando mis costillas.
Me levanté del sofá, como impulsado de éste e ignoré el lacónico mareo que me sucumbió la cabeza. Caminé agitadamente hasta la puerta del lugar y estando entre abierta logré ver lo que mi corazón pedía a gritos volver a ver. Reconocería aquella espalda entre millones y no dudé en salir a su encuentro, pero el nombre que pronunció me congeló los pies en el mismo sitio sin músculo movible alguno; trayéndome a la memoria el segundo antes de desmayarme.
-Sayoko, yo...- tartamudeó un poco, pero volver a oír el sonido de su voz fue como para un ciego volver a ver la luz del sol-. Es que no te entiendo.
- ¿Qué es lo que no comprendes, Haruto? - la voz de la chica me incitó a fijarme en ella; tenía el cabello negro y liso, en ese momento lo llevaba suelto, era más baja de estatura que Haruto y muchos allí, ya que le llegaba un poco arriba de los hombros. Su boca pequeña al igual que su frente y su nariz la hacían lucir como una muñeca Barbie, pero de alguna marca que ocupara el segundo lugar en ventas, lo suficientemente opacada por el primer lugar para no subir nunca a él-. Te lo estoy diciendo de la manera más sencilla que puedo- continuó. - Terminar fue un error, ¡Me afectó tanto cuando me enteré que te habías ido! - dijo con fingida melancolía, hasta yo pude notarlo.
Así que ella era Sayoko. Cuando recordé lo que Haruto me había contado, casi quise salir a arrancarle los pelos con mis propias manos.
-Asahi- Yoshi me llamó, pero no me moví, seguí allí, tras la puerta, escuchando y viendo todo.
-Sayoko- Haruto tardó un momento en continuar y luego habló despacio- Cuando estábamos juntos todo lo que yo te dije fue sincero y real. Fuiste la novia que más... quise- volvió a silenciar y junto con aquella falta de sonido, mi corazón se desplomó.
¿Él aún la quería? Miré el rostro de Sayoko, extasiado de alegría, mientras la sonrisa le crecía cada segundo un poco más. ¿Qué sentido tenía ahora la alegría de que mi locura haya funcionado? ¿Qué había de esperanza en tenerlo justo allí si en realidad seguía lejos de su corazón? No había nada si él aun quisiera a Sayoko. Nada.
Fue entonces que me moví, deslicé poco a poco mis pies hacia atrás y me fui sumergiendo en la humedad y oscuridad de aquel cuarto. Yoshi se me quedó mirando, con una leíble expresión de confusión en el rostro.
- ¿Pasa algo malo? - preguntó.
Me di cuenta de lo vulnerable que era hasta entonces.
- ¿Cuánto falta para que acabe la exposición? - le pregunté con un hilo de voz.
-No lo sé- miró su reloj- Como cuarenta y cinco minutos- se encogió de hombros.
- ¿Podrías encargarte del resto? Tengo que salir de aquí- miré a mi alrededor- ¿Hay otra puerta?
-Asahi, no entiendo- Yoshi se acercó-. El sujeto que tanto buscabas está allí- señaló hacia afuera-. ¿No morías por verlo?
-Sólo sácame de aquí- rogué.
- ¿Qué te hizo? ¿Por qué el cambio? - insistió.
- ¡YOSHINORI! - le grité- Sácame de aquí. ¿Qué es esa puerta? - pregunté viendo un armazón de madera a un costado de la habitación.
-Creo que conduce a un pasillo lateral del edificio- se encogió de hombros.
- ¿Podría dirigirme a la salida?
-Tendías que salir por la puerta principal, pero al menos nadie notaría que has salido de este lugar.
-Genial. Me voy- decidí-. Encárgate de lo que sea necesario. Si... Si Haruto pregunta por mí, dile que no me has visto, que me salí de este cuarto y que no supiste a dónde fui.
-Pues... no sé a dónde vas. Así que no será tan difícil. Pero exijo que pronto me des una explicación.
-Luego. Gracias, Yoshi.
Él me sonrió y salí despavorido por la otra puerta, huyendo de nuevo, huyendo de todo. No quería escuchar el "Lo siento por no quererte" de Haruto, ni algo como "Es que me di cuenta que amo a Sayoko" Ahora que lo pensaba, todo esto me había parecido un error. He allí lo que me había costado volver a verlo, un dolor aún más profundo en el alma. Como la hoja afilada de un cuchillo atravesándome el pecho.
Cuando logré salir al exterior, divisé la ciudad transitada y el alma me rogó seguir en cualquier dirección lejos y perderme. Caminé unas pocas calles y luego decidí tomar un taxi y pedir que me llevara a casa. Era imposible perderme en la ciudad que conocía demasiado bien. Así como imposible también no pensar en Haruto, en dónde podría estar ahora, qué estaría haciendo o pensando... con quién.
Todo me torturaba, todo me causaba ganas de romper en llanto, ¿Cómo podía ser tan estúpido? Mi plan había funcionado, Haruto había atendido a mi llamado y yo había logrado verle. Pero jamás me pasó por la mente relacionarlo con las demás personas, me concentré tanto sólo en Haruto y yo que olvidé por completo a terceros. Las muchas otras posibilidades de que Haruto no me quisiera o no pudiéramos estar juntos. No solamente existía Jeongwoo en su vida, si no también alguien más. Alguien que ya había formado parte de su pasado, alguien que había dejado marcado su presente y que, si él quería, alguien que cambiara su futuro.
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孤独 ; 𝐌𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨┊ hasahi
RomanceFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y...