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- ¡Jeongwoo! - me levanté desconcertado- Yo no...- intenté explicar.

- ¿Tú no qué? Te acabo de escuchar, Hamada- las lágrimas salían de sus ojos como si fueran caballos de carrera, destrampados por ganar- Oí cuando se lo dijiste a Jaehyuk, ¡Eres un traidor! - gritó, y al instante sentí el sonoro golpe de la palma de su mano contra mi mejilla, produciendo un ardor instantáneo y el seguro enrojecimiento de mi piel.

Tan duro fue el golpe que la cara se me desvió hacia un lado y Jaehyuk tuvo que retener a Jeongwoo.

- ¡Jeongwoo, tranquilo! - le ordenó asustado.

- ¿Cómo quieres que esté tranquilo? Si mi supuesto mejor amigo me traicionó, claro, ahora entiendo todo- no dejaba de llorar y el coraje era leíble en su rostro.

Los nudos se habían quedado atascados en mi garganta, y el corazón, hecho pedazos en mi pecho, latía angustiado. Mis lágrimas eran de amargura, deseaba fervientemente que todo fuera una pesadilla.

- ¿Cómo no me di cuenta antes? ¡¿Y tú no pensabas decírmelo? - me empujó y Jaehyuk volvió a sujetarlo.

-Jeongwoo...

- ¡Te abrí la puerta de mi casa! ¿Y me pagas robándote a mi novio? - seguía farfullando lleno de furia e hizo caso omiso a la voz de Jaehyuk- ¡Qué estúpido! No puedo creer que tú...- se quedó a la mitad de la frase, le dolía bastante. Lo conocía y sabía que estaba hecho pedazos, cosa que sólo sirvió para hundirme más en la miseria. Seguía sin poder hablar, solo lloraba y miraba a Jeongwoo- Hace algunos minutos estaba llorando porque te ibas- farfulló- Ahora entiendo la razón. Que cobarde- siseó- Pero ¿sabes? Me da gusto que te largues hipócrita- me dio una última mirada despectiva, dolida, y se dio media vuelta para salir de la habitación.

Me quedé inmóvil, dejando que mis lágrimas se suicidaran sin piedad; respirar me era difícil y sentía que me faltaba el aire.

Jaehyuk me miró decepcionado.

-Ve- alcancé a susurrar con el hilo de voz que salió de mi garganta- No lo dejes solo.

Se me quedó mirando, era una mirada extraña, estaba entre la frustración y la angustia. Pero enseguida salió detrás de Jeongwoo. Entonces me quedé solo.

Las lágrimas no se cansaban de salir y parecía como si nunca se acabaran, esto no debió de haber terminado así, ni siquiera debió tener comienzo.

Me quedé inmóvil durante un par de minutos y luego, miré a mi alrededor, ya no volvería a ver a Jaehyuk y no había tenido la oportunidad de decirle adiós. Busqué con la mirada algún cuadernillo y divisé una hoja encima de su escritorio; tomé un bolígrafo y garabateé en el papel en trazos largos:

Me lo dijiste, lo sé.
Disculpa todo el daño que hice, que le hice a Jeongwoo. Era lo que menos hubiera querido que pasara. Agradezco todo lo que hiciste por mí, gracias por entenderme.
Fuiste como mi mejor amigo y nunca voy a olvidarte.
Perdóname.
Te quiere, Asahi.

Lo dejé sobre su cama y luego, con un nuevo dolor en el pecho, salí de aquella habitación. Me deslicé como ánima en pena escaleras abajo, y cuando bajé a la sala para cruzarla y llegar a la puerta, la mirada de la madre de Jaehyuk me detuvo.

孤独 ; 𝐌𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨┊ hasahiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora