Estamos en la selva,
mira un mono.
Ah no, que son dos.— El plan del presidente es convertirnos en su milicia, en soldados que pueda manejar a su disposición sin que cuestionen nada. —Hero hizo una pausa para comenzar a encender el aparato que minutos atrás había sacado de la mochila.
Aquel aparato con forma de cubo se encendió emitiendo un leve pip, dejando ver en la pantalla un menú con varias opciones.
— Las pruebas médicas eran para comprobar que sus nuevos mercenarios estaban en perfectas condiciones físicas y mentales —continuó hablando mientras seleccionaba varias opciones en la pantalla táctil que poseía aquel aparatejo— pero la última iba más allá.
Se puso en pie y me mostró lo que se veía en aquella pantalla: "Comenzar movilidad asistida en Arya Hardstron"
No comprendí del todo lo que me estaba enseñando ¿por qué aparecía mi nombre ahí?
— El sedante era en realidad un inhibidor, se encargaba de dejar tu cerebro sin movimiento por un tiempo, dejando que solo funcionara el cerebelo —me explicó— y con esto poder controlar tus movimientos de manera mecánica al inyectarte otro líquido con nanopartículas en esa parte.
Procesar todo lo que me acababa de contar me llevó tiempo. Las palabras se habían amontonado en mi mente como si fueran piezas de un puzzle que tenía que encajar.
¿Milicia? ¿Nanopartículas? ¿Movilidad asistida? ¿Inhibidor?
¿Habéis visto el emoji que le explota la cabeza? Esa era una breve descripción de mi en aquellos instantes.
— Tiene que ser mentira, tú estás muy aburrido por las noches, eh —una risa nerviosa escapó de mis labios.
Hero se limitó a levantar ambas cejas como si no se pudiera creer que no lo tomara en serio. Abrió la boca para decir algo, pero antes de que las palabras lograran salir, se escuchó el crujir de unas hojas tras nuestras espaldas.
Mis sentidos estuvieron más alertas que nunca y me giré tan rápido que me tambaleé por un momento. A la misma vez, Hero se posicionó delante de mi cubriéndome con una de sus manos como si necesitara contacto físico para asegurarse de que no me iba a ir, y no lo juzgaba, por mi mente estaban barajando las mil y una formas de salir corriendo sin mirar atrás y seguir mi vida en el bosque alimentándome a base de insecto y bayas.
Un segundo crujir, había alguien.
— ¿Quién cojones eres? —dijo imponente el pelinegro delante de mi.
Unos minutos de silencio...
Más silencio...
Podía notar como la paciencia de mi acompañante se estaba empezando a terminar y de repente...
Crack crack crack... pasos aproximándose.
— No pude evitar seguirte Arya, estaba muy preocupado por ti... no deberíais estar aquí —aquella voz tímida que conocía demasiado bien, era Anthony.
Respiré, y no fue hasta aquel punto que me di cuenta que había parado de hacerlo.
— Te podrían haber descubierto viniendo solo —me apresuré en acercarme a él y comprobar que estaba sin un rasguño con la mirada.
— Tu gran acto de valentía, Batman, podría habernos costado la vida a todos —la voz de Hero iba cargada de tedio.
— Al menos yo no expongo a las personas a peligros, sin tan siquiera dirigirles una palabra —refutó el rubio.
En aquellos momentos me encontraba como una espectadora de un partido de tenis, mirando a cada lado cuando uno de los dos hablaba.
— A un peligro necesario —dio un paso hacia Anthony.
— Permíteme dudarlo —dio un paso hacia Hero.
— Eres un ingenuo, ¿tú que vas a saber a parte de mear sin manchar la taza? —Hero seguía avanzando con una lentitud imponente, que en la oscuridad de la noche resultaba ser el doble.
La tensión era palpable y de un momento a otro había pasado de ver un partido de tenis a una pelea de boxeo.
— Bueno chicos, demasiada testosterona por aquí —añadí para alivianar lo espeso que se había vuelto el ambiente, pero ambos seguían mirándose como dos boxeadores a punto de soltar el primer golpe.
— Sé hacer las cosas bien, a diferencia de ti que llevas acosado a Arya desde el primer día. A saber qué pretendías hacerle aquí, apartados de la vigilancia de La Sede.
Me vi en la necesidad de posicionarme en medio de ambos si no quería que esto acabara muy mal, vamos, tampoco es que creyera que iban a pelearse como dos monos ¿o si?
La cuestión es que para cuando estuve en aquella posición, con aquellos dos chicos que eran como el día y la noche, tuve que hacerme ver a pesar de mi altura en comparación a la de ellos.
— No sabía que hablaba con dos monos peleándose por el territorio —hice una pausa para comprobar que me estaban prestando atención.— si es verdad lo que me ha dicho Hero, aquí pasa algo más importante que estar peleándose sobre quien sabe mear sin manchar la taza. —me crucé de brazos.— maduren.
Cuando di por terminado mi pequeño discurso me eché a un lado, si se querían dar de golpes que se dieran, al final se acabarían cansando.
Unos segundos más tarde parecía que habían conseguido relajarse un poco.
— ¿Qué te ha contado? —me preguntó Anthony rompiendo el silencio.
— ¿No te has enterado mientras espiabas? —una bala dolía menos que aquella pulla que le acababa de lanzar el chico que tenía a escasos metros de él.
Antes de que Anthony pudiera rebatirle comencé a explicarle, con las mismas palabras que había utilizado Hero minutos atrás, todo sobre el plan del presidente.
— ¿Y cómo sabes todo eso? —esta vez el rubio no se dirigió a mi.
Aquella pregunta me dejó pensativa unos instantes, no me había parado a pensarlo.
Me di cuenta de que desde el momento que me topé con Hero en el sótano, había confiado en él ciegamente. No sabía por qué pero me inspiraba confianza aunque a veces pareciera un loco psicópata. ¿Eso era bueno? ¿O estaba pecando de ser demasiado confiada?
— Eso no te incumbe a ti. —respondió con la seriedad y firmeza que lo caracterizaban y se giró hacia mí.— Debemos practicar, y pensándolo bien; que tu guardaespaldas esté aquí nos va a servir y mucho.
ESTÁS LEYENDO
El nuevo mundo
Science FictionTodo transcurrió demasiado rápido, apenas estaba cayendo la noche cuando los soldados del Gobierno sacaron a cada persona de su casa, sin darle tiempo tan siquiera a ponerse los zapatos. Tres filas se hicieron notorias una vez cada persona de la ci...