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¿Qué cambio tan radical no?

He pasado de escribir pensamientos negativos a tener mucha más energía y ganas de hacer lo que me proponga.

Y todo gracias a él, que me devolvió la felicidad que se fue volando.

Ahora me siento más relajada por los quehaceres que me tenían encerrada. Ahora soy como un pajarillo escapando de su jaula. Ahora soy más libre.

Y es que este sentimiento me genera tanta paz, una paz sólida, bonita, una paz que me lleva a recorrer todos los deseos como ser humano. Y ahí puedo ser yo, yo misma, ser quien siempre quise ser después de tanto esfuerzo e intentos.

Y dime, ¿esto es la realidad como la describen, o solo es un pequeño momento feliz como el que te hace sentir la droga?

A flor de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora