Encuentro Casual

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Luego de unos días ya casi al amanecer, y en silencio te deslizas a la cocina a sacar un trozo de pescado de la cena y algo de leche en un pequeño pocillo, acostumbras a alimentar a un gato afuera de la finca ya que tener mascotas es mal visto en tu entorno...

Descalza y en tu pijama, despeinada abres el portón sigilosamente, no quieres despertar a nadie de la casa, miras a ambos lados de la calle y en el arbusto de enfrente aparece un gato que está esperando que lo alimentes.

Corres hasta allá con las cosas y le dejas la comida, mientras el come tu agachada lo observas.

Regresando ya de su misión, Kyojuro te divisa a la distancia, la finca en dónde vives está de paso en su camino.

Buenos días, te dice, una vez que llegó a tu lugar.

Te asustaste y levantaste bruscamente provocando que el gato saliera corriendo del lugar sin acabar de comerse lo que le habías pasado.

Ohh, se fué cometas, ignorando el saludo del chico.

Cómo no vio respuesta de tu parte, pensó que había hablado muy bajo y grito más fuerte, Buenos días.

Volteas a devolver el saludo y al verlo te sonrojaste.

Oh, señorita Yoshida, no sabía que era usted, que hace tan temprano y descalza?

Miras a otro lado, algo apenada, por lo general nadie transita por el lugar tan temprano.

Estaba alimentando a un gato, en casa no me dejan tener mascotas, mientras intentas arreglarte un poco tu largo cabello, con tus manos.

Ahh, entiendo, entonces sales a escondidas. Dice con una sonrisa.

Le devuelves el cumplido también, con la sonrisa más torpe que te puede salir.

Y usted Rengoku San, que hace tan temprano?

Ohh, tratando de evadir la respuesta, solo salí a caminar.

Tan temprano, dices asombrada. A caso no le da miedo encontrarse con un criminal.

No, llevo mi Katana, con ella disuado a cualquiera que intente acercarse.

Ahhh, dices asombrada, de pronto estornudas, disculpa.

Ahí, recuerda él cómo estás vestida.

Ten, te cubre con su haori. Hace mucho frío.

Actitud que te apenó mucho más.

No deberías salir descalza, al oído te dice con un volumen más bajo, ni mucho menos en tu ropa de dormir.

Provocando que te cubras mucho más con el haori.

Quédate con él, más tarde puedo venir a buscarlo.

Recuerdas que no podrás entregarlo, y menos explicar porque tienes el haori de otro hombre en casa. Mucho peor aún porque supuestamente tu prometido arribaría durante la tarde por la invitación que le hiciste para que la prima que vigila que no engañes a tu prometido no siguiera causando más líos.

Yo no puedo quedarme con el, comentas mientras te descubres para devolverlo.

Que hace señorita, está helado, te detiene tomando tus manos.

Ambos cruzan miradas y se sonrojan por un momento por lo que voltean a mirar a otro lado.

Si es mucho problema, puedo venir en otra ocasión, quizás a esta misma hora, pero eso sí salga abrigada.

Muchas gracias por su consideración, Rengoku San.

El chico te sonríe nuevamente.

Instintivamente, le das un beso en la mejilla, cuando te das cuenta, sales corriendo hacia el portón con la cara roja.

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