El recuerdo de la unión tardía

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Fue una tarde cuando te vi.
"Y nuestro destino se fundió."

No importa el ayer

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No importa el ayer.
"De todos modos partiste."

Fue una tarde bajo la luz menguante de Laurelin, cerca de Formentos. Allí estaba un noldo de alocado corazón e impetuoso orgullo que fue amasado con amor, siendo esto un extraño hecho en Eldamar pues era bien sabido que Fëanor, hijo de Finwë, era un elda poco tratable. Pero ella, hija de Mahtan el herrero, logró lo imposible;
Enamorar al príncipe de los Noldor.
A pesar de que entre las Noldor no resaltaba en belleza como las demás, sus ojos ardientes como el fuego de las fraguas, de cabello tan rojo como el acero fundido logró que los ojos azules del elda de cabello tan negro como el ébano la mirara solo a ella. Tomó un par de encuentros más para que el príncipe tomara la iniciativa para hablarle.
"-¿Qué haces siguiéndome? -cuestionó una vez que estuvo a un metro y medio de distancia de la hija del herrero favorito de Aulë-. ¿Acaso Fingolfin te envía a seguir mi pista?"
Claro, su medio hermano aún era pequeño, pero nunca estaría seguro de los hijos de Indis.
En cambio la elda rió.
"-Mi señor, ¿acaso no eres tú quién me sigue? A donde quiera que esté, estas tú -acusó."
"-Como sea."
Antes de que Nerdanel partiera, Fëanor sostuvo su antebrazo con sumo cuidado, como una caricia.
"-¿Acaso mi señor se ha molestado con este frígido encuentro poco común?"
Y el elda negó.
"-¿Entonces?" -quiso saber.
"-Creo que, como sabes, nuestros caminos han llegado a unirse, ¿te sería grato pasear conmigo?"
La noldo sonrió, pues no creyó que un príncipe de Eldamar fijara su vista en ella, que era bien sabido que ella disfrutaba de las artes de la fragua, algo poco como común entre las doncellas elfinas que disfrutaban del trabajo en telares, canciones y melodías.
"-¿Acaso crees que me dirijo ante los jardines de Lórien y los estanques de Vairë, mi señor? -y empujó al elda con cuidado-. Solo voy donde la luz de Telperion llegue a su alba."
Y tal como nadie pensaría ambos eldar se dirigieron a cerca de la playa, observando las caracolas que repos aban en la fina arena. Y tanto Fëanor como Nerdanel pasaron el resto de la velada discutiendo sobre cómo quedarían mejor las caracolas de mar: si en un collar o una tiara.

Tales encuentros comenzaron a ocurrir con frecuencia mientras los noldor especulaban acerca del destino de ambos jóvenes eldar. Incluso Finwë pareció escéptico cuando descubrió las andanzas de su hijo o sus recurrentes ausencias cuando llegaba el crepúsculo de la luz.
Hasta que un día, llegó el día en que Fëanor le pidió a la elda desposarla.
A pesar del amor que ambos jóvenes profesaban, Mahtan pareció no estar felíz con la unión ya que eso significaba que su única y amada hija le sería arrebatada de su lado. Y así Fëanor debió de demostrarle que era tan digno de su mano como un príncipe prometedor, o más bien un herrero poderoso.

Y el día llegó.
"Cuando nos unimos."

"

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De Nerdanel y FëanorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora