La enigmática belleza se despertó en un lugar desconocido, rodeada de opulencia y misterio. La última reminiscencia que guardaba era el sueño placentero que la había envuelto. Pero ahora, la realidad la golpeaba con fuerza. ¿Qué había sucedido? ¿Dónde se encontraba? La ansiedad la consumía.
Miró a su alrededor y descubrió que estaba en una estancia lujosa, diseñada para satisfacer los deseos más íntimos del emperador. El harén. Un lugar donde las mujeres eran objetos de placer y poder.
Los susurros y murmullos que llenaban el aire hablaban de ella. Algunos la llamaban hermosa, otros, seductora. Pero Calista sabía que su verdadero valor iba más allá de la apariencia física. Era una mujer con inteligencia, astucia y determinación.
Tres días pasaron y la verdad salió a la luz. Estaba en el Imperio de Obelia, bajo el dominio del emperador Claude, un hombre conocido por su crueldad y pasión desenfrenada. Y allí, en su harén, Calista encontró su nuevo hogar.
Pero Calista recordaba la historia de Diana, la favorita del emperador que había perdido la vida en un baño de sangre. ¿Acaso esta no era la misma historia que se repetiría? No, Calista no estaba dispuesta a aceptar ese destino.
"Lo siento, Diana", se dijo a sí misma, "pero yo no quiero morir. Haré lo imposible para que Claude se enamore de mí, para que se vuelva loco de amor por mí". Las lágrimas brotaron de sus ojos, pero la determinación la consumió.
Su plan era simple: llamar la atención del emperador y hacer que el palacio hablara de ella.
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Dos días después, mi estrategia había dado frutos. Me había hecho notar de una manera que los otros días no lo había logrado. Estaba en mis aposentos cuando llegó un caballero pelirrojo, Félix. Su presencia era imponente, y su mirada parecía escrutar cada rincón de la habitación.
Félix: "El emperador Claude vendrá a tus aposentos más tarde, prepárate". Su voz era firme y autoritaria.
Asentí con la cabeza, y él se retiró con la misma rapidez con que había llegado. Me quedé maravillada con su postura. "Vaya, es más guapo en persona", me dije a mí misma.
No perdí tiempo. Todo el día me preparé solo para recibir al emperador. Quería verme realmente hermosa, radiante, perfecta. Me sumergí en un baño de rosas y jazmines, y mi cabello brillaba como el oro bajo la luz del sol.
Finalmente, llegó el momento. Claude llegó a mis aposentos, y su mirada fue como un rayo que me atravesó el alma. Tenía una expresión fría, pero su rostro era realmente apuesto. Me sentí débil ante su presencia.
"Gloria al emperador Claude, el sol de Obelia", dije, haciendo una reverencia perfecta. Mi corazón latía con fuerza, pero mi voz fue firme y segura.
Mantuve mi rostro bajo hasta que escuché su voz, baja y suave. "Déjame mirarte", dijo, y levanté mi rostro para enfrentar su mirada. Vi que se sorprendió, pero su expresión volvió a ser la misma después.
Claude: "Es verdad lo que dicen, eres realmente bella... ¿Nombre?".
"Calista, mi nombre es Calista", respondí, sintiendo su mirada sobre mí.
Claude: "Bien, Calista. He notado una sonrisa desde que llegué a tus aposentos... ¿Por qué estás feliz?".
"Quería verlo", dije, "dijeron que el emperador de Obelia, el sol, el magnífico, era realmente único, y realmente lo es... Estoy feliz por verlo". Vi su rostro complacido por los halagos.
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Princesa encantadora x tu ( La nueva favorita ).
Fiksi PenggemarDiana no sabía lo que acababa de pasar en su vida. Claude últimamente estaba distante, más frío de lo común. Ya ni siquiera la visitaba. ¿Acaso había llegado una nueva mujer? No, Claude nunca haría algo así, ¿verdad? Él la amaba, ¿cierto?