El testamento de Axozer.

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La luz del sol entraba respladenciente por el gran ventanal en la habitación junto al cantar de los pájaros. Con algo de pesadez en su cuerpo abrió los párpados a la vez que estiraba su cuerpo encima del comodo colchon. Saco de encima las telas finas para poder quitar la pereza de su cuerpo. 

Suaves golpes sonaron en la puerta de la habitación, exclamó un suave ''-Adelante-'', el personal al servicio entró con suaves pasos, dando una pequeña reverencia al estar frente a él.

-Joven príncipe, sus padres y hermano lo esperaban para desayunar.

-Gracias por avisarme, enseguida bajo- dedicó una pequeña sonrisa a la chica frente a él. La joven hizo otra reverencia de despedida para después salir de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

Emocionado, cambió su ropa de dormir. Acomodo su cabello, peinándolo y quitando cabellos rebeldes. 

Una vez listo salió de la habitación, caminó con tranquilidad y felicidad hasta el gran comedor.

-Buenos días- saludó. 

-Buenos días, hijo- respondió su padre.

-¿Qué tal amaneciste?- preguntó su madre.

-Bien- respondió mirando a su progenitora con una pequeña sonrisa. 

Eran pocas las veces que tenía la oportunidad de desayunar en familia, justo como ese momento.

Estuvieron unos minutos en silencio mientras comían. Auron aclaró su garganta, todos los presentes en la mesa lo miraron. -Vendrá el reino 3 para resolver unos asuntos para la coronación de Deqiuv-.

Axozer miro con emoción a su padre. -¿Vendrá Karchez?- preguntó, su padre asintió con una pequeña sonrisa.

Deqiuv no dijo nada, solo asintió para confirmarle a su padre que lo había escuchado.

Eran alrededor de las 2 de la tarde, Axozer miraba constantemente por el balcón asegurándose de que los representantes del reino 3 llegarán. 

Una sonrisa resplandeció en su rostro al ver el representativo carruaje del tercer reino, entró al castillo dirigiéndose hacía la entrada.