[O6]

314 48 37
                                    

Axozer se hizo bolita en su cama, nada le salía bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Axozer se hizo bolita en su cama, nada le salía bien. Todo el tiempo había algo que arruinaba por completo su vida, estaba harto. Quería llorar, dejar que todo se acabará y su enfermedad terminara por consumirle como lo estaba haciendo con su hermano.

Su hermano, Deqiuv, ese que lo apoyo en tantas cosas y ahora él mismo no podía hacer nada por él. Lo intentó, intentó que Deqiuv viviera, pero el destino tenía planes diferentes.

La puerta de su habitación fue golpeada, no dijo nada, simplemente espero a quien sea que estuviera allí afuera se fuera, pero al parecer esa no era la idea de la persona detrás de la puerta.

Auron entro a paso calmado a la habitación de su hijo, suspiro intranquilo al verlo totalmente triste y sin ganas en su cama.

—Hijo —llamó esperando captar su atención, pero no funcionó.

—Axo, hazme caso, te lo pido por favor.

Nada.

Sin más decidió sentarse en la orilla de la cama y mirar a su hijo detenidamente, su corazón doliendo al ver las bolsas debajo de sus ojos y esos mismos en leve tono rojizo e hinchados.

—Hay algo que me gustaría hablar contigo, es importante.

Axozer hizo una mueca.

—No puedo aceptar un no por respuesta, así que amablemente te pido que vengas conmigo —insistió.

El de cabello bicolor se levantó resignado, si no aceptaba tendría a su padre ahí todo lo que quedaba del día y no le apetecía tenerlo en su cuarto por más del tiempo necesario.

Caminaron por los extensos pasillos del castillo, no seguían un rumbo fijo solo se dejaban guiar por sus pasos, al menos Auron, Axozer por su parte solo seguía al mayor a dónde quiera que estuviera yendo.

—Hace años atrás —comenzó a relatar —Mucho antes de que tu hermano y tú nacieran o que yo fuera rey y conociera a tu madre, estuve enamorado de alguien. Ese alguien era una persona espléndida, realmente lo amaba y no había nada que no deseará a su lado.

Axozer escuchó atento a su padre, observando cada gesto que hacía. Y esa sonrisa nostálgica le hizo entender para dónde iba la historia.

—Lamentablemente esa persona murió y no pude evitarlo. Créeme que no hay día que no me arrepienta de no haber hecho las cosas a tiempo —una lágrima rebelde deslizó por la mejilla de Auron. —Su nombre era Luzu. A ninguna de nuestras familias les agradaba la idea de que fuéramos amigos, teniendo en cuenta la enemistad que nuestras familias tenían, él venía de una familia de magos y brujos y yo de una familia de reyes y reinas. Lamentablemente Luzu murió de hanahaki, la misma enfermedad que ahora tiene tu hermano.

«Y yo» pensó Axozer a sus adentros.

—Estuve días pensando que le había sucedido a Luzu, incluso llegué a pensar que su madre lo había convencido de que era mala idea estar conmigo y me había comenzado a odiar —soltó una risa triste —No fue sino, hasta que su madre apareció en la puerta del castillo exigiendo venganza y que yo merecía morir por haber matado a su hijo, que entendí la razón de la ausencia de Luzu por tantos días. No te voy a mentir, Axo, al escuchar que Luzu había muerto me tiré a llorar, mi corazón se había partido en pedazos y no lograba procesar nada de lo que estaba sucediendo a mi al rededor —Auron hizo una pausa para tragar saliva y eliminar el nudo formado en su garganta —Sin pedir explicaciones, la madre de Luzu dijo que había muerto de hanahaki, una extraña enfermedad que aparecía cuando el amor no era correspondido, enfermedad que poco a poco progresaba hasta matarte ahogándote en tú propio sufrimiento por flores creciendo dentro de tus pulmones. Y fue hasta ese día que entendí los pétalos que luego veía caer de la boca de Luzu, todo ese tiempo pensé que era algún truco mágico que su madre y padre le habían enseñado.

El testamento de Axozer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora