El testamento de Axozer.

[O2]

Volvió a su habitación, tenía los ojos hinchados de tanto llorar y su garganta le dolía horrores.

Se dejó caer sobre el colchón, cerró los ojos disfrutando de la comodidad de su cama, estuvo así unos minutos hasta mirar hacia el buro de lado izquierdo, había una rosa con una pequeña nota.

Se acerco y tomo la nota para leerla. 

''Para el chico más bonito que mis ojos han visto''

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, reconocía la letra. Inevitablemente su corazón latió de forma frenética. ¿Era bueno hacerse ilusiones? probablemente no, pero para su corazón le era inevitable no hacerlo.

Suspiro pesadamente dejándose caer nuevamente en el suave colchón, miro la rosa en su mano.

-No puedo creer que algo tan bonito como las flores pueda causar tanto dolor-

Ahora que tenía conocimiento sobre su enfermedad, sentía que podía tratar con más facilidad la situación.

Dos días habían pasado, dos días desde que descubrió la extraña enfermedad de amor que había adquirido.

A lo largo de esos dos días habían venido 7 médicos a verlo. Ninguno supo qué diagnóstico darle, algunos dijeron que era una pequeña gripe, otros que alguna enfermedad en los pulmones (lo cual tampoco era tan equivocado), pero sus padres no parecían conformes con esos diagnósticos, siguieron llamando a más. Hasta que Axozer ya no pudo más y terminó diciéndole a sus padres que ya estaba mejor y podían dejar de llamar tantos doctores.

Condes, príncipes, princesas y reyes de distintos lugares habían mandado regalos. Parecía que en algún momento se iba a morir, pues los reinos hacían ese tipo de cosas cuando alguien en la familia real iba a dar por terminada su vida, y aunque sabía que en algún momento iba a morir, consideraba que aún era muy pronto para ese suceso.

Suspiro por décima vez en el día. Por lo que le había dicho su hermano, Karchez había ido a verlo y que se le notaba sumamente preocupado; su corazón se sintió cálido al escucharlo. Aún así, sentía que su preocupación era meramente por la amistad que sentía hacía él desde niños.

Escuchó la puerta de la recamara ser golpeada.

-Adelante-

Por la puerta entró su madre, se le notaba preocupada.

-Hijo, ¿cómo te sientes?-. Se sentó en la orilla de la cama, acarició con suavidad la mejilla pálida de su hijo.

-Estoy bien, madre, no tienes que preocuparte- le dedicó una pequeña sonrisa para intentar calmar a la rubia.

Biyin miró con atención el rostro pálido del menor. -Eres lo más importante para mi, ¿lo sabes, verdad?- Axozer asintió en respuesta.

Estuvieron un rato en silencio, Biyin mimando al menor, dándole caricias en su pelo y dando pequeños besos en su cabeza.

Si Axozer podía ver el lado bueno de la situación era que adoraba ser mimado por su progenitora.

-¿Crees que esté bien?- inquirió con preocupación.

Juan miro al más alto. -Bueno, no lo sé la verdad. No me dejaron entrar a verlo- apretó con fuerza sus manos sobre su pantalón.

-Estoy muy preocupado, Juan- murmuró con tristeza.

El de lentes miró a su amigo, le dolía tanto verlo así por Axozer, pero él estaba igual. ¿Qué le sucedía a Axozer? ¿Cuál era la razón por la que tantos doctores iban a verlo? preguntas sin respuestas de las cuales se encargaría de encontrar. Por el momento solo iba a tratar de distraer a Karchez un tiempo para que dejara de pensar en el príncipe del reino 1.

-Seguro que pronto nos dirá que tiene, por lo mientras continuemos con los encantamientos- tomó unos cuantos frascos junto a un libro y algunos ingredientes. Karchez siguio al mago y se colocó frente a él. 

-Está bien, sigamos-.

Buenaas, lamento no haber publicado el sábado, tuve problemas y hasta ahora pude publicarlo.

Espero les haya gustado y lo hayan disfrutado <3

Hoy no hay mucho que contar así que espero que esten bien y nos vemos la siguiente semana, chauu.

-ANDY