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O4.

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chapter four.

Omnisciente.

Rodrigo se había encargado de pasar a buscar a sus amigos para llevarlos a la joda que hacía su prima, Zara.

En el trayecto se divirtieron bastante, escuchaban música mientras cantaban y se escuchaba a Belén putear en chileno por andar todos apretados.

—Sacame esta wea de la cara  —habló harta de la situación. Ya era la quinta vez que Oscu se levantaba de su asiento y le ponía el culo en la cara.

—Deja de quejarte, estoy ayudando a rodri que se perdió.

—¿Cómo te vas a perder yendo a la casa de tu prima? —acotó Sofía, cansada de las peleas que estos dos solían tener, parecian perro y gato.

—Sos un pete carrera —rió Mauro mientras aplaudía con las manos.

—Chupame la pija, risa de foca.

—Ojo que se enojó el enano —rió divertida Belén.

—Dejenlo pobrecito, lo vamos a hartar y va a hacer que choquemos —dijo en un tono gracioso Tuli.

Después de unos veinte minutos dando vueltas y de otros veinte minutos peleando por ver quién ponía música, pudieron llegar.

—¿Esta es la casa?

—Es enorme —habló Sofía sorprendida.

Se dirigieron a la puerta y tocaron timbre. A los pocos segundos apareció un chico con una botella de Sky en la mano. El chico, –el cual se veía que ya estaba en pedo– les abrió paso para que pudiesen pasar, invitándoles un trago de su botella.

La casa era bastante grande y espaciosa, aunque había bastante gente, fácilmente más de trescientas personas. Los chicos no se inmutaron por la cantidad de gente que había en la casa, pues Carrera se había tomado el tiempo de explicarles que, de vez en cuando, su prima solía hacer alguna que otra joda en su casa cuando sus padres se iban de viaje por temas laborales.

—Nosotras vamos a buscar algo para tomar —avisaron las tres chicas para luego desaparecer de la vista de sus amigos.

—Vayamos al patio —sugirió Rodrigo, mientras pasaba entre toda la gente pidiendo permiso. Al ser el primo de la dueña de la joda –y de haber concurrido a casi todas las jodas que hacía su prima– sabía que había una especie de barra en el patio, ya que al haber mucha gente dentro, varios optaban por ir al patio a tomar aire de vez en cuando.

—Boludo hay bocha de gente —dijo Iván, quien trataba de no morir aplastado en el intento.

—Yo les dij...

Iba a seguir hablando hasta que una voz femenina lo interrumpió, agarrando su hombro, haciendo que este se de vuelta.

—Mirá a quien me vengo a encontrar —apareció Zara, saludando a su primo con un abrazo —Hace mucho no te veía, pensé que no ibas a venir.

—¿Cómo no voy a venir? —dijo con una sonrisa para luego presentar a su prima con sus amigos, los cuales pronto la integraron al grupo —Iván, Oscu, Mauro y... las chicas seguro no tardan en volver.

La contraria asintió —Un gusto, Zara —saludó, dejando un beso en la mejilla de cada uno de los anteriormente nombrados.

Luego de unos minutos, aparecieron las chicas algo entonadas con tragos para todos.

—¡Volvimos! —anunció Belén con una botella de vodka en la mano.

—Andá a saber de dónde sacó una botella —rió Nicolás.

—Se la choreó Sofi mientras me chamuyaba al bartender —explicó mientras se reía y desviaba su vista hacía la chica que estaba sentada al lado de carrera —Ay, ¿Vos sos su prima?

—Sí —respondió con una sonrisa, mientras Carrera las miraba con cara amenazante.

—Sos hermosa —dijo abrazándola, seguida de Tuli y Sofía.

Las chicas no tardaron en hacerse amigas y de incluirla en su grupito de tres, en el cual de ahora en adelante serían cuatro.

‹🦎›

—La vas a ojear así —rió Belén, mientras se sentaba al lado de Iván. Este la miro sin entender a lo que se refería —A Zara, la estás mirando mucho, la vas a ojear.

—¿Que decís, chile? Nada que ver —rió nervioso, desviando la mirada de la morocha que había llamado su atención desde el primer momento.

—Deja de hacerte el boludo y andá a hablarle.

—¿Decís? —Belén era una persona muy mandada, iba directo al grano, por lo cual, sus consejos siempre eran ir de frente ante la situación o ante la persona, pero que se lo diga estando con un par de copas –o botellas– demás, hacía que el morocho dudase ante sus palabras.

—Sí, obvio. Es re buenita y copada, seguro se llevan bien —arrastró las palabras debido al pedo que tenía.

—bueno —Dijo no muy convencido mientras se levantaba del sillón para dirigirse hacia la morocha, no sin antes hacerle una seña a Oscu para que cuide de su amiga.

Pasó entre toda la gente pidiendo permiso y perdón cada que chocaba a alguien. Cuando vió a la ojiverde sola, no dudó en acercarse y sacarle tema de conversación, no era bueno en eso, pero le agradecía a Belén por haberlo obligado a hacer guerra de shots con ella, de no ser así, ni siquiera se hubiese animado a acercarse.

A ambos les bastó pocos minutos de charla con el otro para darse cuenta que son bastante similares.