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23.

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chapter twenty-three.

—Llegó el más pijudo —gritó entrando rodrigo a la casa.

—Y al lado vos —bromeó Iván.

—¿Que le andas fichando el mastodonte a mi hijo? Enfermo —lo miró mal rodrigo, haciendo reír a su amigo.

—Las chicas están arriba stremeando por si querés pasar —volvió al sillón y empezó a volver a jugar a la play mientras su gatita dormía en sus piernas.

—Vine a que barry vea a su primito en realidad —se sentó a su lado y acarició al gato.

—Primita —corrigió —se llama Micha.

—Saluda a tu primita, Barry —puso a barry junto a Micha, los cuales después de olerse empezaron a jugar entre ellos.

—Que tiernos —sonrió —¿Querés algo para tomar o comer? —se dirigió a la cocina. El de menor altura lo siguió.

—Agua nomás amigo —se sentó en la silla mientras veía a su amigo servirle agua. Le agradeció y tomó un sorbo —¿Podemos hablar de algo? Bah, de alguien, en realidad.

—¿Pasó algo? —preguntó un poco asustado el morocho, mientras abría un paquete de doritos.

—No, pero me anticipo a que algo pase —el de mayor altura lo miró extrañado —Hablo de Zara, Iván.

Este lo miró con los ojos abiertos como platos y atragantándose con los doritos tras escucharlo. Sabía como venían últimamente las cosas con Zara, y honestamente, el morocho había desarrollado sentimientos por ella, aunque lo que más temía era la reacción de su amigo.

—Sé lo que pasa entre ustedes y que no tenés malas intenciones, porque sos como mi hermano y te conozco; tampoco me molesta —el contrario asentía a cada cosa que él decía —Pero no la lastimes, ¿Sí? Yo se que capaz no te esperabas que te hablase de esto, pero hoy estuve hablando de eso con Zara y creo que estaría bueno que charlen las cosas porque ella me dijo que no se anima, y capaz vos podrías tener la iniciativa.

—Tenes razón en eso de que no me esperaba que me hables de esto —se apuró a decir Iván, soltando una risa nerviosa, haciendo reír a Carrera —Y en lo otro también tenes la razón. La verdad que me daba un poco de miedo hablar lo que sea que tengamos entre nosotros porque no sabía si a vos te gustaba la idea de que tu mejor amigo salga con tu prima —hizo una pausa —Pero, ahora que sé que no te molesta en lo absoluto, cuando estemos a solas voy a sacarle el tema —su amigo asintió.

—¿Cómo me iba a molestar, boludo? —rió —Me pone feliz que ambos hayan encontrado la felicidad en el otro, pero tengan cuidado, no me gustaría que ninguno de los dos salga lastimado.

—Quedate tranquilo hermano que, si se me llega a dar, la voy a tratar como se merece —palmeó su hombro.

—¿Te gusta? —preguntó con una sonrisa.

—No te imaginas cuánto —rió por lo bajo.

—A ella también le gustas —sonrió sincero —Y desde ya les digo que hasta los treinta no quiero ser tío.