#18 Completamente Loca

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La joven afortunada de la época victoriana, esa que iba a ser presentada al más acaudalado de sus pretendientes, la que usaba vestidos delicados de gaza hechos con tul y sedas.

De esa mujer escribieron un libro entero durante sus primeros dieciocho años pero en cuanto se casó sólo tuvieron información para cinco renglones, vivió cincuenta y dos años ¿Por qué sólo cinco renglones? Eso es todo lo que se puede decir de su vida, así sin más.

Pienso mirando un libro en mi cama, uno que terminé ayer por la mañana antes de ir al trabajo.

Y pensar que ahora soy más afortunada que ella, puedo elegir con quien me quiero casar, tengo ropa más cómoda y trabajo en algo que hace veinte años no existía, incluso poder tomar una ducha en este preciso instante ya es algo que ella no podía hacer a diario.

... Pensar en esa chica es un distractor, todo es un distractor en este momento, el agua cae sobre mi cabeza y aún tengo la ropa interior puesta, me da miedo quitarla y descubrir lo que he hecho, algo que los victorianos no imaginaban que nosotros los del futuro haríamos...

Estaba con Lisa en su casa, ya era de noche, el ambiente estaba plagado de diversos olores en esa especie de cabaña de madera, todo me gustaba, su casa, su olor, su cuerpo, todo se siente como ella, a veces no creo que sea una persona, es algo, un conjunto de circunstancias que la convierten en esa particular especie de humano que admiro.

— Vale — contestó ella.

Subí a sus labios, al fin sin nada más en que pensar me dejé caer sobre ellos, que bien se siente, siendo redundante.

La chica pasó sus manos por mis hombros e intentó retirar el abrigo que ella misma me había prestado mientras yo por mi parte tenía conscientemente este debate cliché en mi mente de ¡Vamos que esto va enserio! ¿Lo hago o no lo hago? Pero también pensé en que acostarme con ella ahí mismo o no daba igual.

Quiero decir, pasé toda mi adolescencia pensando en el día que lo haría por primera vez con alguien, en ese momento un chico claramente, y hasta que no lo planeé perfectamente y organicé hasta el soundtrack del lugar no follé, no era miedo, es que lo quería recordar.

Y eso era lo que pensaba con Lisa, la primera chica que besada, de la que me sentía atraída, en su sofá, a dos minutos de haberme declarado por segunda vez y que ella me haya contestado con un simple Vale ¿Muy cutre?

Pues no, porque lo quería, y si era lo suficientemente inteligente podía saber que si algún día decido recordar esto en realidad lo del sofá es sólo parte de toda la historia... La historia de aquella vez a mis veintidós años, cuando estaba un poco loca, cuando sin saberlo pero consciente de todo había calado un profundo e irreparable agujero en mi corazón de admiración y amor, cuando entendí que el romance es complicado ¡No coño! es aún peor, cuando pasaba horas mirando a la izquierda en el trabajo y días enteros llorando porque a él lo quería pero a ella más, cuando fumaba y me acompañaba a casa, cuando hablábamos de tonterías y luego de cosas serías... Eso es lo que recordaré.

Lisa tenía su espalda recta, con una sonrisita en sus labios. Deslizó la punta de su lengua sobre mi labio inferior antes de besarnos nuevamente.

Nos desnudamos como cuando no hay experiencia de nada, prenda por prenda, mirando cada espacio de piel que a la misma medida va quedando descubierta.

De repente esos pensamientos incómodos de ¿Debo comerle el coño? Que me ponen a sudar llegaron a mi mente pero ella no parecía desconcentrarse, va a lo que va... Y eso me ponía más cachonda.

Apreté mis manos en su espalda, en un intento por unirla más a mí y ella entendió porque apretó sus piernas alrededor de mi cuerpo donde decidí encajar, Lisa llevaba únicamente una pequeña lencería negra, mientras yo con toda la timidez que en mi vida he tenido traté de deshacerme rápidamente de mis bragas de estampado rosa.

WORSHIP | Lesbian ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora