#1 Asquerosamente Simple

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Sentirse tan simple, tan asquerosamente simple, idiota, sin gracia, inútil, inservible; pero con unas ganas infinitas de comerse el mundo...

Habían pasado siete días enteros desde mi graduación de postgrado cuando el Señor Donghae, el profesor más comemierda de la facultad, me invitó a tomar una cerveza antes del medio día.

Un poco triste, con algunas marcas de cansancio bajo los ojos y el semblante serio tan característico en él, se tomó cinco cervezas en menos de veinte minutos antes de poder pronunciar con los ojos llorosos "Me da pena que te vayas a echar a perder como todos" y entendía perfectamente su mensaje, en Alice Springs donde nací y decidí cursar toda la carrera nadie lograba nada bueno, ya lo tenía asumido pero no pensaba que a alguien realmente le importara.

– No todos profesor – respondí – No todos.

– Por favor Jennie – se termina otra cerveza – No seas hija de puta... Vete de aquí.

En ese entonces tenía un repertorio de excusas para quedarme en Alice Springs pero el Señor Donghae con el mismo tono que me hizo resolver fórmulas matemáticas durante siete años sacó un bolígrafo de su abrigo y me dio un número de contacto con el que según él podría aspirar para un buen puesto de trabajo.

– ¿Porqué le interesa lo que haga? – pregunté con tono frío.

– Me veo reflejado en ti.

– Señor Donghae... No creo que... – pero él me hizo callar con tanto afán que asustaba.

– Procura simplemente no arrepentirte de nada.

Ese mismo día el Señor Donghae terminó tan ebrio que no recordaba ni su edad, nunca lo había visto de tal forma, no entendía como un hombre que siempre me pareció tan responsable decidió dejarme esa última impresión, pero a la vez aún tengo la sensación de que él jamás ha hecho nada sin tenerlo todo perfectamente calculado.

Cuatro meses después de ese día específicamente me despierto en un departamento en Melbourne, Australia, a las seis de la mañana, envuelta en un cobertor blanco de plumas sintéticas.

A mi lado, un hombre sin demasiado pelo en su cuerpo, cabello azabache, un par de ojos oscuros, cejas pobladas, uñas sin borde libre y una verga de diecisiete centímetros en días cálidos.

Apago la alarma e intento saludar a mi compañía, pero él, Kwon Ji-yong con quién no vivo pero igual comparto la cama a veces, no tiene la capacidad de decir algo coherente antes de las siete.

Es 21 de Agosto, me alisto y salgo de casa temprano para ir al trabajo, voy a paso tranquilo por las calles de la ciudad y llego a un enorme edificio con letras grandes en vertical que dicen "POLYMORPHIC".

Subo hasta el quinto piso, me acomodo en mi oficina y espero pacientemente mirando por el enorme ventanal con vista a la preciosa arquitectura de DuckLands que abraza su único límite infalible, el mar, es sinceramente mi parte favorita del día.

– Puedo saber que clase de enfermedad no te permite llegar a una hora normal – Min-ho mi probablemente único amigo se acerca a mi, también mirando el ventanal de tamaño completo.

– Llego diez minutos antes, nada más – respondo tomando el capuchino que sin falta él me trae.

– ¿Quien hace eso? Ya de por si es difícil llegar a las 7:30 – ahora se queda mirándome – ¿Te gusta mucho la vista no es así? - afirmo con la cabeza, él sonríe.

Se da la vuelta y camina hacia su oficina, que está junto a la mía.

Le doy un último vistazo a un pequeño velero que acaba de zarpar y luego me fijo en mi reloj, ya es hora de ser productiva.

WORSHIP | Lesbian ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora