Capítulo 10

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~POV Sakura~

Mi cuerpo estaba complacido, pero mi corazón era el compendio de cenizas de una mujer que amaba locamente a un hombre egocéntrico e imperfecto, que solo buscaba su placer a cositillas del sufrimiento y que de ahora en adelante, se había convertido en el mayor verdugo.

Mis lágrimas no dejaban de salir por lo destrozado que estaba mi temperamento, mi dignidad se había ido al caño por caer de nuevo en sus brazos, al creer en las palabras dulces que salían de sus labios y rompí la promesa que me hice a mí misma de no volver a su piel.

Sentía la necesidad de creer en sus palabras, que cuando dijo que yo era lo mejor que le había pasado era verdad, pero su actitud posesiva me decía que no era amor, que solo era un capricho de niño rico que solo quería mi cuerpo para satisfacerse él mismo.

Me dirigí a mi habitación escondiendo mis lágrimas de los invitados, parecía que el desfile aquel de visitar a Fugaku Uchiha nunca acabaría y tuve que pasar desapercibida con un andar tranquilo que no diera mi posición exacta a los ojos de los demás.

Entré y puse el seguro en la manija, casi podía jurar que Sasuke vendría a perseguirme de nuevo y no le daría la oportunidad.

Me estaba volviendo loca al imaginar oír sus pasos tras la puerta, siguiéndome como un loco obsesionado, pero esa no era la obsesión que yo buscaba, sino la de un hombre enamorado que perseguía a su princesa de cuento de hadas para rescatarla de sus sentimientos frustrados hacia él, pero Sasuke era el dragón que me quería tener cautiva bajo su yugo.

Me miré en el espejo y pude darme cuenta del desastre que era, el rimel de mis pestañas estaba corrido hasta caer por mis mejillas, mis ojos estaban ligeramente hinchados igual que mis labios por culpa de sus besos, de su boca que me comía con obscenidad.

En el reflejo solo podía ver a una Sakura destrozada, con el alma derrapada por los suelos y la palabra dignidad en la frente como un cartel que nadie lee, ni siquiera por esa Sakura Haruno que no se dejaba pisotear por nadie desde aquella última decepción.

Sabía que era el momento de irme y dejar todo atrás o éste juego estúpido nunca terminaría, mis manos apretaban la madera del tocador hasta raspar con mis uñas sus astillas, Itachi tendría que aceptarlo después de que le dijera la verdad y por fin, conocería esa historia que su hermano se había negado en contarle.

Tomé un pañuelo desechable y comencé a limpiar mi maquillaje, el corrector de nuevo debía ser bastante generoso para cubrir mis heridas internas y el lápiz rojo nunca había sido tan llamativo, mis labios debían lograr captar la atención de todos para que nadie se diera cuenta del dolor en mis ojos llorosos.

Lavé mi cuerpo para eliminar el olor de su perfume y los litros de saliva en mi intimidad, no tenía que haber rastro de los estragos de mi incapacidad y para no levantar más sospechas, coloqué el mismo vestido rojo sobre mi cuerpo que caía para acariciar mi piel. Ensayé una última sonrisa y salí de mi habitación con una cara reconstruida, aunque con el corazón en obra negra.

Bajé las escaleras con elegancia y postura altiva, queriéndome sentir la dueña del mundo para tratar de creérmelo y que nadie se percatara de que en el interior era solo un cordero indefenso.

Visualicé a mis amigos en la planta baja y supe que debía refugiarme en ellos en silencio, con la sonrisa que me personificaba y un semblante tranquilo, aunque rezaba al cielo para que no se dieran cuenta del brillo perdido en mis ojos.

Mi pie bajó el último peldaño y mi actuación comenzó -¡Hola, perdón por haberlos dejado tanto tiempo!

-¿Dónde estabas? Te buscamos por todas partes y nada -Naruto me ofreció un vaso con whisky.

✨Una dosis de ti✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora