El resplandor celestial

Capítulo 7: Sentimientos encontrados

Taimuri escucharía detalle por detalle la historia narrada por Kirlia desde su propia perspectiva, seguía dudando de quién era aquella persona al oír las hazañas que había logrado, sin embargo, llegado el punto en el que Kirlia le había comentado que ella se encontraba en el ala médica del edificio, y más precisamente, la manera en la que acabo en coma, ya sabría de antemano a quien se refería, sin embargo le haría una pregunta para confirmar que no se equivocaba, siendo "¿Sabes el nombre de aquella chica?" A lo que la muchacha amablemente le respondería, confirmando que se trataba de la hermana menor de Taimuri.

- Ella... Aisuru fue, mi hermana... -

- ¿En serio? Lo siento tanto, ella siempre hablaba de cuánto quería volver a verte, es una lastima que no puedas hablar con ella, pero espero que pueda despertar del coma, no, se que lo logrará... -

- Me sorprende que sea una de las culpables de su situación actual quien diga eso. -

- ¿De que hablas? Nadie es culpable de lo que le pasó, ella solo quería ayudar a los demás y lo hizo, cumplió su cometido... -

- Claro que son culpables, ustedes dejaron que ella fuera a esa misión, tanto tu, como Akui, como todos los que viven aquí, son culpables de que Aisuru esté conectada a una máquina de la que dependa su vida. -

- Escucha Tai, entiendo que puede ser difícil asimilar tanta información de repente, pero ella insistió en ir a la misión, ella sabía a lo que se enfrentaba y sus consecuencias, y sin embargo se atrevió a ir al campo de batalla y dejarlo todo para salvar las vidas de aquellas personas que no pueden hacer nada ante esas amenazas, lo cual es de admirar... -

- Ella... ¿Insistió en ir a aquella misión? -

— Si... Ella lo único que quería era proteger a aquellos con una fuerza insuficiente para hacerlo por ellos mismos, por eso decidió unirse a los protectores, y aunque no despierte nunca más, ella logro cumplir con su cometido, encontró su felicidad. — diría Kirlia mientras colocaba su mano en el hombro de Taimuri, tratando de hacerle entender que nadie había sido culpable de aquella tragedia.

— Y-yo... — ante las palabras de su compañera, el muchacho empezaría a bloquearse internamente mientras muchos pensamientos cruzaban por su mente, no sentía la seguridad necesaria para poder continuar su frase, por un momento, demostró la inseguridad que en el se encontraba oculta, quedándose en blanco por unos segundos hasta que pudo controlarse artificialmente, diciendo lo siguiente:

— N-no me siento bien hablando de esto, sigamos con el entrenamiento. —

— ¿por qué no? Aisuru fue una chica admirable, deberías sentirte orgulloso de quien llegó a ser, diría que incluso para mí es una figura de insp- —

Taimuri interrumpirá a la chica, mientras su rostro se mostró apagado, llegando incluso a soltar un par de lágrimas, diciendo:

— Por favor... Detente. —

El ambiente de la situación cambiaría totalmente para ambos, Kirlia entendería que no era el momento para tocar ese tema, y simplemente movería su cabeza indicando que había entendido el panorama, tomando sus guantes especiales para seguir con el entrenamiento.

Varias semanas serían las que Taimuri pasaría reflexionando sobre sus acciones, todo daba vueltas en su cabeza y cada vez empezaba a aceptar lo que estaba pasando, evitaría hablar con Kirlia en ese tiempo sobre Aisuru y solo se dedicaría a entrenar con ella, poco a poco empezaría a entender lo sobreprotector que había sido con ella en todo momento, lo que le haría intentar comprender la mentalidad de Kirlia, sintiéndose preparado para seguir indagando sobre la vida de su hermana.

Después de un tiempo, en una sección de entrenamiento que había terminado, pondría su mano sobre el hombro de Kirlia, y le diría lo siguiente.

— Quiero que me cuentes más de ella, se que te pedí que no lo hicieras, pero desearía conocer a la Aisuru que fue tu amiga. —

Kirlia solo mostraría una sonrisa, y se sentaría junto a Taimuri, contándole múltiples anécdotas sobre aquella chica tan alegre y amigable que había considerado como su mejor amiga, el muchacho la escucharía atento, imaginando en su mente el comportamiento de la chica y las situaciones que contaba Kirlia de una manera tan natural y gentil, lo que le haría sentir una gran felicidad al saber que habría logrado su mayor meta, guiar a su pequeña hermana sobre un buen camino.