ғᴇᴛɪᴄʜɪsᴍᴏ [VOL.I]

𝐌𝐚𝐜𝐫𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚 + 𝐌𝐢𝐜𝐫𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚

𝙿𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚐𝚒𝚐𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜
𝙿𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚊𝚜
⚠︎𝐇𝐨𝐧𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 - 𝐔𝐑𝐒𝐒⚠︎
𝐌
𝐀
𝐂
𝐑
𝐎
𝐅
𝐈
𝐋
𝐈
𝐀
+
𝐌
𝐈
𝐂
𝐑
𝐎
𝐅
𝐈
𝐋
𝐈
𝐀

Contó los minutos que volaban en su mente, desvelando más su cuello para que tuviera más acceso a los reclamó.

Jadeos y suspiros abandonaban su boca, sintiendo la dulce humedad recorrer todo su cuello, riendo en sus adentro al sentir como el gozo que delataba al menor, al dejar salir pequeños gruñidos roncos.

— Tenemos poco tiempo, Pequeño. —

Con desespero, URSS fue despojándose de su ropa, mientras miraba con lujuria el cuerpo desnudo de Honduras, el cual se estaba haciendo cargo de dale atención, de marcar y proclamar cada centímetro de piel expuesta del mayor.

1 hora tenían... de esa hora ya había pasado 10 minutos, 10 minutos llenos de mimos y acaricias, de toques y mordidas. Se les estaba agotando el tiempo para la verdadera acción.

URSS ya se había despejado en su totalidad de la ropa, mirando con satisfacción el andar de Honduras en el transcurso del sillón hasta el escritorio, atento a los detalles más pequeños incluso a la hora de que el mayor agarrase el bote de lubricante, resaltando esas curvas con un sutil y lento movimiento de caderas; dándole un mini espectáculo.

Honduras una vez ya acomodado en el sillón boca abajo, depósito una moderada cantidad de lubricante en sus dedos, los cuales dirigió más abajo de su espalda baja, rozando por segundo su piel expuesta. Elevó más su trasero, dándole una avista exquisita a URSS, quien, sin importar, posos sus enormes manos en las mejillas traseras del mayor, mirando con ansias los dedos húmedos de este bajar.

Las separó, escuchando un gemido deseoso de Honduras, pudiendo ver la entrada contraerse al sentir sus manos amasar las mejillas traseras; sintió un jalón en su entrepierna, mordiendo sus labios al ver cómo la entrada de Honduras lo llamaba con ansias.

Estrecho, cálido y mojado.

— Al parecer me has estado esperando con ansias, Pequeño. — rio al ver la afirmación indirecta de Honduras, quien se estremeció por sus palabras.

El primer dígito se deslizó dentro de la estrecha entrada, sacándole un jadeo suave al mayor, quien acomodo más sus piernas para alzar más su trasero.

Los dígitos fueron entrando por orden, dilatan y preparando el botoncito del esbelto, siendo totalmente consiente de la mirada hambrienta de URSS sobre su ser y sus acciones.