𝐀𝐫𝐭𝐞𝐫𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚

712 20 18
                                    

𝚅𝚎𝚗𝚊𝚜 𝚢 𝚊𝚛𝚝𝚎𝚛𝚒𝚊𝚜⚠︎𝐇𝐨𝐧𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 - 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬⚠︎𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑𝐎𝐅𝐈𝐋𝐈𝐀

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𝚅𝚎𝚗𝚊𝚜 𝚢 𝚊𝚛𝚝𝚎𝚛𝚒𝚊𝚜
⚠︎𝐇𝐨𝐧𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 - 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬⚠︎
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Honduras amaba Estados Unidos, cada parte de él, su rostro, su altura, su fuerza, sus músculos, sus muslos, pero sobretodo sus venas cuando se remarcaban en todo su cuerpo. Sentía grandes ganas de solo dejarse joder por Estados Unidos al ver esas venas, venas que amaba verlas, dibujarlas con sus dedos y pasar su lengua en ellas.

Sumiso, Estados Unidos y sus venas lo tenían sumiso.

Honduras miraba con deseó a Estados Unidos, quien estaba parado frente aún espejo mientras revisaba el celular. Paso su lengua por sus labios, mojándolos, ciertos choques eléctricos recorrieron su espalda; podía ver cómo los dedos venudos de Estados Unidos tocaban con agilidad y rapidez la pantalla del celular.

Lo que daría por ser el celular y volver a tener esas manos en él, en su cuerpo, aplicando fuerza hasta dejar las marcas de manos grabadas en su piel, y por supuesto, ver las hermosas venas de Estados Unidos remarcarse más de lo que ya están.

Estados Unidos podía quebrarlo, podía ponerlo sumiso en cualquier circunstancia y el más pequeño movimiento podía ponerlo deseoso.

Se lo podía imaginar volviendo a tener sexo, teniéndolo arriba suyo, con cada vena resaltando la blanquesina piel.

— Hgm~ —

Un jadeo de parte Estados Unidos retumbó los tímpanos de Honduras, haciendo parar un momento sus sutiles roces en la piel lechosa de Estados Unidos.

Honduras reía al ver cómo Estados Unidos gruñía en desesperación, dando a entender que le diera atención a su palpitante miembro. Honduras sólo pasaba sus huellas dactilares por las venas, sintiendo olas de calor al ver los músculos de Estados Unidos tensar, resaltando cada vez más, viendo cómo el pene de este se movía por los toques que le brindaba.

Las caderas de Estados Unidos embistieron el aire, impulso al sentir a Honduras pasar, "tímidamente", la punta de la lengua en uno de sus muslos internos.

Se le hacía difícil querer no abusar la pequeña entrada de Honduras, quien está entretenido dándole, "placer"; dando toques, roces y recorridos de legua por sus venas; eso solo lo desesperaba, quería entrar y salir múltiples veces en Honduras.

— Honduras~ — llamó con inquietud.

Llevó sus manos al pequeño cuerpo de Honduras, quien solo vestía una camisa de botones blanca, dejando a la vista los delgados muslos; se veía extremadamente tierno y caliente con solo esa prenda, bueno, más caliente gracias al momento.

Sus manos fueron lentamente a los muslos de Honduras, sonriendo al recibir un jadeo bajo por el toque, su dedo índice fue en dirección a la cabeza goteante de este, haciendo círculos alrededor del orificio, recibiendo más jadeos de Honduras, está vez más altos que los anteriores; relamió sus labios al ver al más bajito cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, separando los rojizos labios.

— Hmm~... Meri~ —

— Dime, Bebé. —

Honduras escondió su rostro en el cuello de Estados Unidos, respirando profundo, oliendo la exquisita fragancia del otro; su mano fue a parar en uno de los pectorales del mayor, trazando sus huellas dactilares en los pequeños bultos en estos.

— Me dejarías joderte, Bebé. —

Honduras asintió energéticamente, dando pequeñas mordiditas en el marcado hombro de Estados Unidos, sintiendo pequeños bultos en su morder, siendo las venas como obstáculo en sus mordeduras.

Las amaba.

Las manos de Estados Unidos, las cuales antes estaban apretando y amasando sus muslo, fueron subiendo, levantando la tela que cubría la mitad de ellos, dejando ver su plano abdomen y pecho, su piel aun nítida para que Estados Unidos hiciera de las suyas en ese lienzo; la camisa la detuvo por encima de los rosaditos botones de Honduras, dejando ver su esbelto y delgado cuerpo, una imagen en dónde los detalles eran fascinantes de ver, como sus curvas, sus clavículas, su sonrojo, sus hombros anchos, su hombría dura y el resaltar de sus huesos en la piel.

Más que perfecto.

Estados Unidos sintió su miembro moverse ante la necesidad de estamparse sin cuidado alguno en Honduras.

Su mano abrazo con suavidad el pene de Honduras, empezando a estimularlo, llevándose gemidos melodiosos del otro a su memoria; sonrió al ver a Honduras mover la cadera, dando suaves y lentas embestidas a su mano, junto con un sutil movimiento circular en ellas.

— Aún no, Bebé. — quito su mano de la hombría de Honduras, recibiendo un quejido de frustración de este.

Su otra mano libre viajo a las redondas y pequeñas mejillas traseras de Honduras, apretándolas y dando pequeños azotes en ellas, remarcando más sus venas en su mano y alrededor de su brazo, disfrutando de los hermosos sonidos que sacaba del menor; quien no se oponía o quejaba del trato a su trasero.

Lentamente sus dedos fueron dirigiéndose a la entrada ajena, separando con su sola mano las mejillas de este, riendo al sentir las dos manos de Honduras en sus pectorales, en busca de un soporte; su otra mano fue hacia dónde estaba la otra, separando más las mejillas de Honduras, recibiendo un gemido más alto. Su dedo índice estimulaba el entorno de la pequeña, goteante y rosada entrada, sintiendo a Honduras tensar el cuerpo y aferrarse más a su pecho.

— ¡Ouh~! —

Un pequeño chillido salió de los labios rojizos de Honduras, gracias a que el dígito de Estados Unidos invadió su entrada sin avisó alguno.

El dígito fue dilatando y estirandolo; recibiendo más gemidos delicados del menor. El segundo dígito fue recibido por Honduras, recibiendo un gemido más alto.

Honduras sólo hacia su deber de aruñar y apretar los gordos pectorales de USA, distrayendo su mente de lo incómodo que se sentía y enfocándose en el placer mismo.

Los movimientos de tijera por parte de los dedos paro, para luego otro intruso invadir la estrechez. Liberando una queja por parte de Honduras, está vez marcando más sus uñas en la piel de Estados Unidos.

— Uhm~ — ahogó un gemido gracias a las embestidas que los tres dígito empezaron a brindarle.

— ¿Cómo yo quiera, Bebé? — una sonrisa decoro sus labios. Dejando ver su brillante dentadura, al escuchar un débil, "si", del menor ante su pregunta.

 Dejando ver su brillante dentadura, al escuchar un débil, "si", del menor ante su pregunta

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ғᴇᴛɪᴄʜɪsᴍᴏ [VOL.I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora