ғᴇᴛɪᴄʜɪsᴍᴏ [VOL.I]

𝐐𝐮𝐢𝐫𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚

𝙼𝚊𝚗𝚘𝚜
⚠︎𝐇𝐨𝐧𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 - 𝐄𝐥 𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐝𝐨𝐫⚠︎
𝐐
𝐔
𝐈
𝐑
𝐎
𝐅
𝐈
𝐋
𝐈
𝐀

— Honduras... — el sonido gutural del mayor dio afirmación a qué siguiera, lo estaba escuchando. — ponte encima de mí. — ignoro por completo la mirada encima de su ser, sabiendo el estado de confusión del lechoso, aunque en su rostro no se reflejase nada más que seriedad e indiferencia.

«¡Joder!, De todas las jodidas personas del puto mundo, justo, ¡Justo!, Tenía que ser alguien con problemas para expresar y sentir emociones.»

Es inevitable no sentirse así de frustrado, mucho más cuando se imagina sintiendo sus grandes y esqueléticas manos pasear por su piel.

— ¿Por qué? — sin entender, se quedó aun mirando a su acompañante.

— No te estoy preguntando... hazlo. — sonrió para sus adentros al sentir como el más alto obedecía; quien lo diría, el hombre con el afán de querer tener bajo su control y dominio todo, estaría siendo controlado y dominado.

Con mucha facilidad.

Dejo de ver el blanco techo del cuarto que compartía con Honduras, para ahora ver esos ojos color rojo sangre con negro que reemplazaban el blanco común.

— Esto... Salva... —

Sonrió con burla al ver cómo Honduras se le dificultaba todo lo que tenga que ver con ser humano, sin saber que lo que está sintiendo ahora mismo es incomodidad. Y él, contento, tenía al mayor encima suyo sin esfuerzo, aun teniendo ese semblante carente de emoción; muy en el fondo sabía que tan incómodo no estaba, aunque Honduras diera a, "entender", eso.

— ¿Has sentido curiosidad por tocar a alguien? — mal uso de palabras. Su mirada de repente viajo a las manos del lechoso, las cuales estaban en cada lado de su cabeza. Pudo ver, aparte de la delgadez y palidez las heridas... nada fuera de lo normal para el mayor, pero igual le preocupaba; dejo de lado ese mal sentimiento y se enfocó en el agarre, sacándole una risa. — quisiera estar en tu cuerpo y poder vivir lo que pasas... ha de ser difícil, ¿no? —

No sentía nada, es como un robot, sin corazón alguno; no sentía cansancio, hambre, sueño, felicidad, dolor, amor... nada, o así lo deja ver.

— No lo sé. — corto, simple y conciso.

— ¿Quieres experimentar? — sus manos viajaron al borde de su camisa, comenzando a levantar de a poco está. Honduras estaba prestando atención, guiando la vista hasta su vientre. — utiliza tus manos. — cierto brinco pego su corazón en su caja torácica al decir esas palabras; quería sentir las manos del mayor por todo su cuerpo, sentir que tan bueno era el lechoso con esas manos.