El trono de Luzbel

Damos inicio a todo con un pupitre volador

     Son las 6:15 de la mañana, hoy no tuve aquel sueño que siempre me molesta. Y hablando de cosas raras, está vez pude dormir toda la noche, tenía tiempo de dormir así de bien. Lo mejor es que ya no me siento cansado, de hecho me encuentro fantástico.

     Estando tan bien baje de inmediato a la cocina donde encontré a mi madre preparando el desayuno. La saludé con energía y ella abrió sus ojos de par en par antes de devolver el saludo, de lo que vino seguido una noticia que me molestó.

-Tu padre está enfermo, hoy no fue al trabajo. -Dijo mi madre sin verme a los ojos.

     Sin siquiera responder salí deprisa a la habitación de mi padre a ver cómo se encontraba. Pero no pude hablar con el, estaba profundamente dormido.

-Me preocupa verlo así -Susurre para mí mismo -¿Debería quedarme?.

     Pero mi madre que se había colado detrás de mi en la habitación, me responde que no hace falta tal acción. Ella se encargara de la casa, mi padre y Estefany que también se encuentra enferma.

     ¿Hoy todos se quedarán en casa menos yo? Es algo injusto.

     Se que no lo hacen a propósito, pero de igual forma creo que seré más útil aquí que fuera de casa.

     Aún así mi madre insiste en que vaya a estudiar, por lo que tome mi bolso y salí de casa lo más rápido que pude, antes de que me encerrará en la habitación y faltará a clases por mis caprichos.

     Hoy el clima está perfecto. Está un poco frío pero no tanto como para tener que usar suéter, además hay una ligera brisa que solo mejora todo. Y por si eso no fuera suficiente para subir mi humor, hoy no hay prácticamente nadie en la calle.

     No sé si decir que se ve más hermoso o no. La falta de personas solo hace que se note lo deterioradas que están estás calles, pero se siente bien poder caminar libremente por aquí.

     Aún así... ¿Cómo es que hay tan poco gente? ¿Es que todo el mundo se enfermo menos los más desafortunados?.

     Hoy no me desvíe. Fui directo a clases, pensando que así el día pasaría más rápido y regresaría a casa lo antes posible.

     Al llegar al salón quedé muy extrañado, solo son 8 las personas que están en el salón. Lo que me lleva a preguntarme ¿Acaso llegué muy temprano?.

     Por suerte mi amigo José es uno de los allí presente.

     No sé si es porque somos pocos, pero llegué saludando a todos en voz alta, lo cual los dejo sorprendidos, pero no tan sorprendido como me encuentro yo por tal acción. Pero sin vacilar me dirijo a dónde está sentado José.

-Buenos días -Le dije junto a un saludo de manos.

-¿Justo hoy llegas temprano? -Dice burlándose de mí -Tenemos a otro valiente.

-Muy extrañado le pregunté -¿Valiente? ¿A qué te refieres?.

-Subiendo su ceja derecha dijo -Ya sabes, es primero de junio, hoy se acaba el mundo.

-¿Me estás diciendo que por eso no vino casi nadie?. Es ridículo.

-Mientras miraba a su alrededor anuncio -Nah, es que aún no lo notas.

-¿Que cosa? -Pregunte una vez más extrañado.

-Con la mirada casi clavada en la mía José expuso -Desde ayer varias personas que conozco comenzaron a enfermar y, por lo que han dicho los otros aquí presentes, puedo deducir que les sucedió lo mismo a sus conocidos. Es más, el que llegarás hoy temprano significa que tu familia está igual, ¿Me equivoco?.