Capítulo Seis: Terapia

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Ewan y Alec regresaron del colegio muy nerviosos, como siempre. Parecía que, en lugar de cansarse, como el resto de niños, tomaran estimulantes allí. A media tarde John y Sherlock ya estaban demasiado cansados y Ewan y Alec sólo querían ir al parque, incluso aunque habían tenido clases extras de violín. John lo tuvo claro entonces, esa noche haría que sus hijos durmieran costara lo que costara, porque no pensaba volver a pasar la noche en vela, uno cuidando del bebé y el otro controlando a los otros tres niños.

Por fin llegaba la hora que tanto había estado esperando el cabeza de familia, la hora de acostarse. Lo que no contaba es que hasta los tapones para los oídos iban a dar problemas.

—¡Yo quiero los de color rojo! —pidió Ewan, tomándolos de la bolsa, pero su hermano Alec tomó entonces el envoltorio del otro extremo, tirando de él.

—¡No, los de color rojo los quiero yo! —exigió. John resopló.

—Ewan, déjale a tu hermano el rojo, tú puedes quedarte los azules —intentó mediar John.

—No me gustan los azules. Además, yo los he pedido primero.

—Sí, pero Alec es más pequeño —dijo John con voz amable, pero la verdad es que ya estaban empezando a sacarlo de quicio.

—¡Siempre es igual! ¡Siempre soy yo el que le tiene que dar todo a Alec! —se quejó. Dio un tirón del paquete y salió corriendo, con su hermano detrás persiguiéndolo e intentando darle una patada en los gemelos.

—¡EY, SE ACABO! ¡NADIE VA A TENER EL ROJO! —gritó John aprovechando su altura superior para quitárselos—. Ahora por listos tú te quedarás con los azules y tú con los amarillos y yo me quedaré con los rojos.

Los niños refunfuñaron, pero terminaron por aceptar, no iban a comenzar una pelea ahora que su padre parecía estar haciendo un gran esfuerzo para control su carácter explosivo. John sonrió cuando vio que se los colocaban y luego se iban cada uno a su cama. Revisó al pequeño James y él ya estaba profundamente dormido, James sólo despertaba cuando el ruido se producía en el cuarto, así que no necesitaría tapones, aunque había comprado uno para su tamaño si llegan a ser necesarios.

—Buenas noches —les deseó, pero no obtuvo respuesta. Frunció el ceño pues no sabía si sus hijos lo estaban ignorando o si realmente no lo escuchan, pero en ese momento no le importaba la respuesta. Apagó las luces y salió del cuarto, bajó las escaleras y fue al suyo.

~ooOOoo~

Sherlock ya estaba vestido con su pijama y mecía a la pequeña Isabella en sus brazos, la pequeña estaba haciendo pucheros y parecía que en cualquier momento iba a despertar.

—Ella no se duerme, no importa lo que haga —susurró Sherlock, ya la había cambiado y alimentado, pero Isabella se negaba a dormir.

—Está bien, dámela, yo lo haré. —John extendió sus brazos y el omega le entregó a la pequeña. Isabella al sentir el aroma de su padre rápidamente sujetó su camisa con sus pequeñas manos y suspiró. No pasó mucho tiempo antes de que consiguiera que la niña estuviera dormida. John le sonrió a Sherlock y él suspiró con alivio. Pero en el momento que el alfa iba a dejarla en el moisés la pequeña parecía despertar, entonces miró con horror a Sherlock buscando su ayuda, pero él sólo se encogió de hombros.

—Creo que ella quiere dormir contigo —le dijo con una sonrisa, John frunció el ceño.

—Es imposible —respondió de inmediato. Sherlock simplemente negó y caminó hacia él para tomar a la pequeña en brazos.

Bendita paciencia (Johnlock/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora