Capítulo 9 | Visitas...

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«You Don't Know Me - Elizabeth Gillies»

«You Don't Know Me - Elizabeth Gillies»

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Nix

¿Cómo describir el dolor y desesperación que me embargó en el momento en que Caius cayó a mis pies?

Lo había rodeado con mis brazos con tanta fuerza que parecía ser yo la que sangraba, Katerina había llegado solo dos minutos después y las sirenas de la ambulancia se tomaban el lugar, mi cuerpo se negaba a soltar a aquel hombre, no quería soltarlo, pero debía.

Fui con él en la ambulancia y estaba tan absorta rememorando lo sucedido que no sabía si caminaba, me cargaban o que pasaba; estar en aquella sala de espera era como si me hubieran encerrado en un calabozo químico, detesto los hospitales.

Una mano suave acarició mis mejillas y voltee a verla, más lágrimas brotaron de mi rostro, la mujer rusa me abrazó cual niña pequeña consolándome, mi pecho dolía, mis extremidades pesaban y mi cabeza gritaba desesperada, me estaba costando en demasía respirar, mi mente se había quedado en blanco.

El creyó que yo estaba herida, cuando realmente él era quien lo estaba. Se asustó y a mí en el camino, creí que lo perdía, siempre desde que llegué a esta ciudad el veló por mi seguridad y bienestar, es como ese ángel guardián que deja todo con tal de verte bien.

—No te preocupes malen'kiy —su voz era calmada, pero agrietada por esa preocupación que me era tan familiar que más lágrimas se acumulaban en mis ojos— es muy fuerte, él siempre libra todo lo que se le interpone, mi niño siempre sale invicto.

—Lo... lo hizo para protegerme —solté en medio de jadeos, el nudo de mi garganta presionando para gritar— Él me cubrió como una coraza, está aquí por mi culpa... es mi culpa... mi culpa.

Más lágrimas me cubrieron el rostro y un sollozo salió de Katerina quien tomo mi rostro entre sus manos.

—Jamás te culpes por las decisiones de otros ¿Me escuchaste?, si él está aquí es porque decidió salvarte, decidió que no dejaría que nada te pasase, no tienes culpa del afecto que siente por ti.

—Pero...

—No quiero escuchar más lamentos que de nada sirven, el quiso salvarte, tú no se lo pediste, él lo decidió —me miraba con ternura y su voz era más profunda, me estaba haciendo ver las cosas desde su perspectiva, pero no, no puedo verlo así.

No puedo con la culpa que me carcome porque sé que este tormento apenas comienza, he sido resiliente superando y abandonando memorias que me duelen al punto de querer dejar de existir, pero no puedo ser libre si mi verdugo sigue respirando.

—Iré por algo de beber ¿Quieres algo?

—No, gracias, creo que iré al baño o a la azotea por aire.

Pareció preocupada por mi última sugerencia, pero lo dejó estar, no presionó y lo agradecí. Mi celular timbró con la llegado de un nuevo mensaje.

Resiliencia [+18] ©Where stories live. Discover now