Odiaba LinderTown, lo único que hacía aquella ciudad hermosa eran mis amigos, la gente era siempre tan déspota y absurdamente creída que me provocaban nauseas, mis ganas por irme a Inglaterra eran tan inmensas como quedarme aquí, mi madre no se cansaba de hablar maravillas de la maldita ciudad, la veía todos los días hablando por teléfono con sus amigas de Sheffield, alardeando del bello novio que había adquirido apenas tener dos días de divorciada "Fue amor a primera vista" decía, a tus cuarenta y ocho años ya no existen amores a primera vista, existen personas con las que te sientes bien y ya, esas babosadas eran típico de ella.
Mi padre vivía en Birmingham, con su nueva esposa e hijas, Myli y Beka, la primera de veinticuatro años y la segunda de nueve, me había ofrecido una habitación allá, estaba sobre el tapete la idea, pero mi madre seguro estaría en desacuerdo, la carta que pensaba sacar era: tengo veintiséis años y yo ya sé lo que me conviene; pero seguro ella contrataría sacando sus tanques usando la típica excusa de que mi padre nos dejó botadas por una golfa sin pestañear y que seguro haría lo mismo conmigo, así que tenía que morderme la lengua. Harta de escucharla alardear de su novio, tomé el abrigo del perchero al lado de la puerta de entrada, comprobé si tenía el celular en los bolsillos, y salí a dar un paseo. Era irónico que para escapar de la inmadurez de mi madre tenía que hacerlo yendo a encontrarme con el maldito pueblo, vivíamos frente a la costa de Christalvent, así que siempre olía a sal y cloaca, era una zona literalmente sana, pero si había sus cuantos robos y drogadictos tirados en las aceras, caminé unos cuantos tramos y vi un quiosco donde vendían revistas y cigarrillos, básicamente solo eso, compré una revista al azar y un paquete de cigarrillos mentolados, caminé otros tramos más esta vez por la arena, que se metía por los agujeros de los lados de las converses, tomé asiento en uno de los bancos frente a la playa, encendí uno de los cigarrillos, le di unas dos caladas y abrí la revista.
La brisa nocturna era molestamente fría, cerré la cremallera de mi suéter para cubrirme mejor, cuando me disponía a leer una de las columnas de la revista de chismes, sonó el teléfono, lo saqué de mis pantalones y se trataba de mi primo Matts.
Miller y Sean están detenidos, llégate a la comisaría ¡YA!
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Victim of Love
RomanceEl suicidio de una chica salpica las vidas de un grupo de amigos que solo querían divertirse en la discoteca que ella escogió para acabar con su vida. Este evento trae consigo ciertos secretos y situaciones que sacudirán las relaciones y vínculos qu...