⁷ 𝐬𝐞𝐞 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧 ?

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𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬

NUEVAMENTE PODEMOS ver a un italiano, cruzar el umbral de la que antes solía ser la casa de sus padres. Un Alessandro más modesto y  reservado, que elegiría mantenerse en un segundo plano para no llamar la atención, un italiano que no se dejaba llevar por las emociones por qué temía a parecer muy indecoroso e indecente.

Un ragazzo que aún no había conocido a cierto sureño tosco y rudo. Pero eso estaba por cambiar ese mismo día.

Finalmente sus padres le habían permitido salir de casa, después de haber asistido durante la semana a distintos grupos de ayuda religiosos, que decían  tener la solución al “problema” del italiano. A pesar de tener ya veintiún años, los Belly podían llegar a ser muy estrictos con su hijo.

Alessandro parecía tener una expresión de tristeza y angustia absoluta, dibujada en su rostro. Este día en especial tendría una cita con una linda chica de la iglesia, por lo cual vestía con su ropa más pulcra y elegante, portando entre sus manos, el ramo de rosas más caro que haya visto en su vida. Para ser sinceros, nada de esto había sido su idea, fueron sus padres quienes lo habían presentado ante la familia de la chica, como si fuera un buen pedazo de carne en exhibición. El italiano se sentía tan mal por no poder hacer que su estúpido corazón latiera por alguien que no fuera de su mismo sexo, hasta podía llegar a sentirse asqueado de si mismo por haber nacido de esta manera. 

Sus pies se detuvieron en cuanto lograron llegar a la esquina del boulevard, pese a que su teléfono comenzó a vibrar desde el bolsillo de su pantalón. El cremaschi extendió su mano para poder tomar el  aparato y leer los mensajes que le habían llegado.

—¡Hey, bambino!, Estaré organizando una fiesta, ¿Quieres venir?— 7:30 pm, Valentino.

El mensaje pertenecía a uno de sus viejos amigos, un muchacho latino que vivía cerca de su casa, al cual sus padres le habían prohibido estrictamente volver a verlo ,ya que según los Belly, Valentino, era una mala influencia para el tano. En aquel momento, el italiano no supo qué hacer, en verdad quería ir a esa fiesta, nunca había asistido a una y la idea de asistir a una lo atraía tanto como una polilla a la luz.

Alessandro se encontraba a unos pocos pasos de tomar una decisión que cambiaría por completo el rumbo de su vida. Por lo que, sin más que pensar, el italiano se deshizo de aquel estúpido moño que se cernía alrededor de su cuello y lo lanzó sobre un contenedor de basura, redobló las mangas de su camisa, desabotono los primeros botones y con un renovado sentimiento de valentía respondió.

—Claro, ahí estaré :)— 7:42 pm, Alessandro.

Para su suerte, sabía perfectamente en dónde es que vivía el hombre latino, por lo que llegar a la casa no sería un problema. El italiano esperaba que al llegar a la fiesta, pudiera olvidarse de los problemas que lo atormentaban y pasar un buen rato. Pero todo sentimiento de euforia y valentía fue reemplazado por uno de pánico y pavor apenas puso un pie dentro del lugar. La fiesta parecía ser sacada de una auténtica película de terror, habían luces led en rojo iluminando el lugar, el humo del cigarro y de la marihuana se mezclaba en el aire, cada una de las personas parecía estar metida en su propio mundo y ninguna de ellas se encontraba bailando la música que sonaba tan fuerte en la casa.

(En edición)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora