Allí estaba. En letra negra en una página completamente blanca: "Esta carta es una confirmación de que su proceso de reconocimiento ha finalizado satisfactoriamente por razones de [Presentación Omega]. Guarde este documento en su registro." Estaba firmado por un empleado de la oficina de Reconocimiento de Casta y fechado con un trazo al azar de tinta negra que gritaba tanto por falta de cuidado como por falta de finalidad.
Hunter ya no era estudiante. Ya no era un beta libre, capaz de estudiar y hacer lo que quisiera. Era un omega, mordido y asegurado. De alguna manera, fue este documento de confirmación tardío lo que hizo que la sensación fría y empalagosa de la realidad se hundiera en su abdomen. Como sí el viaje al edificio no hubiese sido contundente. Ni el posterior e invasivo viaje al hospital para ser examinado. O el papeleo que había visto llenar a Naib para presentar oficialmente su reclamo en él como pareja (papeleo que el propio Hunter ni siquiera tuvo que consentir en firmar, al igual que todos los demás papeles y formularios en este proceso surrealista y horrible). Ni siquiera la mortificante llamada a su padre.
Eso era todo. Estaba oficialmente fuera de la escuela. Nunca iba a ser un científico botánico de laboratorio, ni siquiera iba a llegar lo suficientemente lejos como para ser un simple ayudante. Él solo iba a... ¿Qué?... El concepto de lo que un omega reclamado y enlazado hacía día tras día siempre había sido una abstracción, algo que, como un niño beta larguirucho y flaco, nunca quiso preguntar con algún detalle específico, como si pensar en eso invocaría la temida bomba de relojería de hormonas que podría estar escondida en su cuerpo.
No es que elegir no pensar en ello lo hubiera detenido, claramente. Su primera fiesta universitaria y un ponche repugnantemente dulce de chicos de fraternidad habían hecho que cobrara vida, todo antes de que hubiera superado el primer trimestre de la escuela, su primera serie de exámenes parciales, su primera experiencia romántica o incluso una primera amistad incómoda. Todo lo que hacía siempre era incómodo, por lo que esperaba más éxito social en la universidad de Oletus en London que en su pequeña ciudad natal en Hastings. Se sentía tan... patético.
Las manos de Hunter se apretaron, medio arrugando el papel en sus manos. Estaba un poco sorprendido de que la carta de la oficina hubiera sido dirigida a él, honestamente. Dado que el papeleo solo requería las firmas de Naib, por lo que asumió que cualquier confirmación o recibo también se enviaría a su... alfa. Tal vez esto era una última "cortesía", una forma de que él tuviera una sensación de cierre como persona libre; o lo más probable, tal vez alguien en la oficina simplemente se equivocó.
Escuchó movimiento en el pasillo, así que dobló el papel y su delgado sobre rápidamente, metiéndolo en el bolsillo trasero de su pantalón. Supuso que quería quedárselo, una muestra tangible de lo que sentía como el final de su vida, pero se preguntó ociosamente dónde podría mantenerlo. Naib había vaciado un cajón para él en su dormitorio, para él... pero Hunter realmente no sentía que el espacio fuera suyo, y no albergaba ninguna ilusión de que el castaño le diera más lugar que ocupar, un poco de privacidad o algo de su propiedad. Eso no era algo que se esperaba que los omegas tuvieran, estaba bastante seguro.
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❝ (𝗜𝗻)𝗳𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗶𝗼 ⌜ ɪᴅᴠ - ɴᴀɪʙᴇʟɪ ⌟
FanfictionUniverso Alterno ; Moderno - Omegaverse 🔮 NaibEli 🔮 AllEli 🔮 Romance 🔮 Smut Hunter había tenido un plan para su vida como beta, manteniendo distancia con las otras castas. Todo bien, hasta que decidió ser más sociable y abrirse a nuevas experien...