Regulus Black solo conocía el lado que sus padres le mostraban de los muggles, la violencia, la inseguridad y lo patéticos y despreciables que podrían llegar a ser; esto hizo que el chico los odiara sin rechistar; pero el universo jugo en su contra...
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- Kreacher - llamo el pelinegro mientras se levantaba - amigo, podrías avisar a la próxima - bromeó con el elfo, el cuál lo miro tristemente
- Lo siento amo, Kreacher no quería hacerle daño, Kreacher querer mucho al amo Regulus - balbuceo torpemente la criatura - ¿Quiere que lo acompañe?
- No te preocupes, ya hiciste mucho por mí al traerme hasta aquí, además no es normal ver un elfo caminando por las feas calles muggles - hablo con desagrado el de ojos grises - solo cúbreme con mis padres, que no se den cuenta que no estoy
- Bien amo, Kreacher volverá en unas horas por usted
- A las cuatro en punto Kreacher, no lo olvides - recordó el chico antes de ver a su sirviente desaparecer - Vamos Regulus, te has enfrentado a cosas peores - hablo para si mismo
Una hora más tarde el joven mago comenzaba a estresarse y arrepentirse demasiado de visitar la ciudad de Londres muggle
¿Qué hacía ahí? Buena pregunta, respuesta algo complicada, su hermano había escapado de casa hace un año y quizás era tarde, pero el menor de los Black estaba dispuesto a hablar con él, tal vez podría arreglar su relación o al menos advertirle de lo que se venía, así que tras hablar con algunas personas Regulus había conseguido la dirección del chico Lupin, ahí es donde Sirius y sus amigos pasarían las vacaciones, sin embargo el inconveniente principal ahora era la falta de orientación
Nunca había salido solo al mundo muggle y las cosas comenzaban a complicarse, no sabía dónde quedaba la dirección que había escrito en el trozo de pergamino y tampoco sabía en dónde estaba él exactamente, había caminado mucho tiempo y comenzaba a rendirse
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- ¡Twist and shout!
- Come on, come on, come on ¡baby, now!
- Come on and work it on out - los delgados dedos de la rubia tocaban en ritmo de la canción en el volante color blanco mientras su amigo junto a ella cantaba despreocupadamente
- ¡Shake ir baby, now! - termino en una nota alta el castaño - ¡Amo esa canción! Es fantástica - confesó mientras apagaba el radio
- Yo también, los Beatles siempre estarán juntos en mi corazón - murmuró la rubia mientras daba vuelta a la derecha - ¿Te dejo en tu casa?
- Claro, no pensabas que caminaría tres manzanas solo ¿o si? - la chica nego mientras sonreía - no puedo creer que te hayan dejado el auto, la última vez casi te estrellas con la pared de la cafetería
- Pasado pisado querido amigo, además es mi medio de transporte - dijo la de ojos azules mientras buscaba sus lentes de sol
- ¡Cuidado! - la chica giro su cabeza al frente y freno tan rápido como pudo sin embargo el chico que cruzaba la calle estaba tirado en el suelo - ¡No puede ser, no puede ser! - grito desesperada mientras bajaba del auto
