Tiempo.

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Continúa.

¿Cuántos días tenían que no veian a Noelle?.

365 días, un año, esa es la respuesta, entre misiones y entrenamiento, no la habían vuelto a ver, solo pistas que no daban con un rastro de su paradero, solo eran como bebés gateando a su madre en la oscuridad, no podían llegar a ella, por más que oyeran su voz llamarlos.

Las águilas plateadas junto a los toros negros eran los que más buscaban, como miembro importante de sus respectivas familias, la necedad de tener a la más pequeña de todos ellos de nuevo a su lado era grande.

Pero entre reconstruir el reino, protegerlo, las misiones, el entrenamiento y las pistas inútiles que conseguían no les daban tiempo para poder saber que tan cerca estaban de encontrar a Noelle, aunque dudarán de saber que estuvieran siquiera realmente acercándose de encontrar algo revelador en ese trayecto.

En ese tiempo, tampoco pudieron ver a Asta tan seguido, pues para él el entrenar fue un gran incentivo, sus músculos eran prueba de ello, no llegó a cambiar su actitud, pero siempre había algo que no dejaba ir.

Ya no hablaba de casarse con la hermana Lilly, ahora hablaba de que haría Noelle cada que hacía algo, y los únicos testigos de su acción inconciente eran Mimossa y Nero, las únicas que la acompañaban en su viaje al reino corazón.

Y esto no lo soportaban, Nero solo esperaba que Noelle regresara para que dejara de hablar de ella, entendía su sentir, pero había límites en su paciencia, y Mimossa ya iba perdiendo las esperanzas de tener la atención de aquel muchacho que la cautivo.

Su amor por él y la ausencia de su prima le habían dado esperanzas de conseguir algo, pero en ese año, estaba empezando a entender mejor que ese chico musculoso de actitud inocente y que esa atención y amabilidad que siempre brindaba a los demás no sería suyo, pero no rendía, tenía que seguir tratando.

Y Asta, se había hecho una promesa, una más, además de tener en mente ser Rey mago en el futuro, el día después de que Noelle desapareció, que iba a rescatarla, no la dejaría atrás, y al igual que con su deseo de ser Rey mago, no se rendiría, daría todo de .

Todo esto mientras veía al atardecer de una oportunidad de darle la bienvenida a la noche, además de otra oportunidad de darle una pista de encontrar a su compañera.

Pero, con Noelle, no era tan distinto, sus deseos de volver a ver a todos, solo eran frenados con su sentido del deber, por que eso era lo que hacía, su deber, no había otra razón por la que no quisiera salir volando de ese lugar.

También arrastrando a quien quisiera estar fuera de ahí.

La vida nunca fue más dura que ahora, lo que le hicieron sus hermanos no era nada, el rechazo familiar solo era la punta de la espada que le clavaron lenta y dolorosamente.

Lejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora