Jimin se levantó de la mesa y Jungkook se pegó prácticamente a su espalda, desde el momento en el que se subió a lavar los dientes, el momento en el que tomaron el autobús, hasta que entraron a las instalaciones.

—¿Cuánto tiempo dices que ha pasado sin que vengas?

—Uhm, no sé. ¿Sabes hace cuánto nació Jesús?

—Dos mil veinte años, creo— dijo sarcástico.

—¿Sabes cuánto tiempo pasó entre el diluvio y eso?

—Ni siquiera sé si fue antes o después. ¿No has estado aquí desde el maldito diluvio de la biblia? ¿Eso pasó de verdad?

—Claro que pasó, y obviamente pasó primero. Cuando terminó fue la última vez que yo estuve en la tierra.

—Eso explica porqué no sabes tomar el autobús.

—Te estás tomando muchas libertades conmigo, humanito insolente.

—Mi nombre es Jimin, deja de llamarme humanito.

—Sé tu nombre. Tu mamá me lo dijo. Pero eres más pequeño que otros humanos.

Jimin no pudo evitar sentirse ofendido y fulminarlo con la mirada en la puerta del salón. Jungkook respondió de una manera muy original, poniendo los ojos negros y abriendo la boca desproporcionadamente, sacando líquido negro de las comisuras. Jimin soltó un gritito y corrió a su asiento.

—Que impresionable eres— se burló Jungkook cuando llegó a sentarse junto a él.

—¿Cómo se te ocurre? ¿Y si alguien te veía?

—Era una cara divertida, humanito.

Jimin bufó.

—Que te cuelgue la mandíbula hasta el pecho no es la definición humana de divertiido.

Una mano golpeó la nuca de Jimin de repente.

—Buenos días, zorra— dijo un tipo, antes de sentarse en un asiento un par de bancas más allá.

Jimin suspiró. Era muy temprano para aguantar esa mierda en martes. Jungkook no dijo nada.

Pasaron un par de minutos. Otro tipo pasó por detrás de Jimin y le jaló el pelo con brusquedad.

—¿Que te pasoink, Jiminie? ¿Ahora sí se te nota el embarazo?

Jimin se puso pálido y trato de no ver al tipo a la cara. Se aseguró de que se hubiera ido para ponerse una mano en el estómago y pellizcarse la mejilla con la otra. Vio que Jungkook lo observaba de reojo sin expresión alguna.

Un tercero pasó y le salpicó la cara con los dedos húmedos.

—¿Cuánto cobró ese culito anoche, Minnie? Espero que me hayas hecho caso y subieras la tarifa, puta barata— le susurró lo último al oído.

Jimin vió de reojo a Jungkook, mirando en su dirección. Sabía que estaba ahí para ver eso, pero le dió vergüenza. Debía verse patético. ¿Cuánto tardaría en decidir que no quería ayudarlo y empezar a molestarlo también?

Un cuarto tipo pasó y le echó algo en polvo en el cuello de la sudadera. Ni siquiera le dijo nada antes de irse, porque en ese momento entró la profesora.

—El de intercambio, pásame tu comprobante y dime tú nombre.

Jungkook se levantó, se presentó y le dio un papel a la profesora. La mujer murmuró un escueto "todo en orden" y lo regresó a sentarse.

La clase transcurrió con normalidad, con Jimin sin poder concentrarse por las risitas y los ruidos obscenos que le enviaban desde atrás. Había insultos nuevos e insultos viejos, había ruidos de cerdo, insultos relacionados con su estatura, gemidos de actriz porno y otras imitaciones y actitudes grotescas. A Jimin le mortificaba  más que Jungkook pusiera atención en silencio, incluso mientras tomaba apuntes.

Pasaron dos horas y salieron. Jimin no sabía si estaba pálido o sonrojado, pero no quiso voltear a ver al demonio que caminaba a su lado.

—Esos son muchos para castigar. ¿Cuánta gente había?

Jimin negó con la cabeza.

—Son ridículos, tratando de arrastrarte su infierno personal. Voy a encargarme de que vean lo que es el infierno realmente.

Sintió su mano en el hombro. Con torpeza, Jungkook le dió un par de palmadas.

—Yo que tú no lo tocaba tanto— dijo una chica parandosele enfrente— es una bolsa de enfermedades venéreas.

Jungkook entrecerró los ojos.

—Debes decir eso con tanta confianza porque no has ido a revisarte. ¿Hace cuanto tienes eso ahí? En el cuello. Es síntoma de sífilis.

La chica se llevó la mano al cuello, viéndose nerviosa.

—Es un sarpullido, me quemé.

—No pretendo contradecirte, si dices que te quemaste.

Y de pronto, el vaso de café de la chica estalló, bañandola en líquido hirviendo. Gritó de dolor, y las chicas que iban con ella gritaron tambien. Se apresuraron a preguntar freneticas que habia sido eso y la guiaron a la enfermería mientras la limpiaban inútilmente con pañuelos.

Jimin miró a Jungkook con los ojos muy abiertos. Jungkook le guiñó otra vez el ojo y le sonrió. Jimin le sonrió de regreso y se fueron caminando hacia la cafetería.

Ángel caído [jjk x pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora