PARTE 1

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Siempre que hice planes, la vida les dio la vuelta. Desde los más pequeños e insignificantes hasta los importantes, pero siempre me los cambió por otra cosa buena. Por ejemplo, cuando tenía once años planeé un pícnic por mi cumpleaños y ese día llovió, mis amigas no llegaron porque era una tormenta muy fuerte y cuando iba de regreso a casa con la manta sobre mi cabeza tratando de cubrirme, se me cayó la canasta en la que guardé los platos y la comida. Traté de recogerlas, pero el agua corría calle abajo, arruinando todo, excepto la canasta. Las hojas estaban arruinadas, los botes de pintura dieron color al agua, el pastel embarrado en el lodo y los platos para los que ahorré durante semanas, yacían rotos a mis pies.
Hasta que llegó él... Cambiando el sentido de nuestras vidas para siempre.

Con amor, EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora