Capítulo III

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Daniel,

Eres un sin vergüenza, eso de mostrarte en casa de mi padres después años sin verte para PEDIR MI MANO NO TIENE PERDÓN y no sé cómo ellos pudieron aceptar. Ni siquiera te conocen y mucho menos a la nueva versión de ti que te acompaña. ¿Cómo te apareces como si nada después de años escondido detrás del silencio? Solo porque traes tu ridículo traje de soldado no significa que algo de lo sucedido está perdonado.

Estás a leguas del perdón.

JAMÁS SERÉ TU ESPOSA.

Y como dije en mi última carta, no quiero volver a verte.

-Emily Hunter

Con amor, EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora