Capítulo XLIII

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Declan,

Me sorprendió recibir una carta hace unos días avisándome que existía una propiedad a mi nombre y casi me caigo al saber que era la casa en la que desde hace años deseé vivir. ¿Cuánto pagaste por ella? El dueño estaba aferrado a morir ahí, ¿cómo la conseguiste?
Olvídalo, creo que no quiero saber.
Conservaré la mesa, no puedo deshacerme de otro de los recuerdos que tengo de ti. Y descuida no hay nada que perdonar, solo habría deseado que hubieras hecho las cosas de forma distinta y quizás aún seguirías aquí.
¿Por qué tenías que escoger ese restaurante? ¿Por qué no cenamos en casa como las demás noches? Ese recuerdo permanecerá en mi mente para siempre y odio con todas mis fuerzas que sea mi pesadilla cada noche. Todo estaba bien, te esperaba con un lindo vestido en la puerta del restaurante y desde el otro lado de la calle me saludaste mandándome un beso. Y cuando ibas a cruzar... Un sonido que no puedo olvidar, tú en el suelo y un agujero en tu cabeza. Ni eso te borró la sonrisa que siempre dibujaba tu rostro.
Había tantas formas de conseguir esta estúpida casa y el estúpido auto. ¿Es por eso que todos en el pueblo te querían? Siempre supe que había algo extraño, pero no quise preguntar. Tú eras el que traía dinero a la casa después de todo.
Tantos sueños, tantas promesas y una noche de otoño terminó con ellas.
Sé que nunca leerás esto, pero necesito seguir adelante después de lo que ocurrió. Ha pasado un año y dos meses, mañana sería nuestro aniversario. Estuve estancada tanto tiempo en el mismo lugar, esperando a que todo volviera a ser lo mismo, creyendo que volverías a cruzar la puerta con un ramo de flores para mí.

Habría sido un placer ser tu esposa.

Con amor,
Emily

Con amor, EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora