Lunatic | MoonSun

Capítulo I: El asilo Arkham.

El tic tac del reloj sonaba por toda la sala de espera, me sentía de vuelta en la universidad teniendo que esperar afuera de la oficina de la directora del asilo.

Este lugar hasta ahora era muy tranquilo, nada parecido a los rumores que se corrían sobre él de los gritos de los pacientes resonando por cada rincón, o pacientes amarrados a una silla abandonada a mitad del pasillo como si se tratase de un videojuego de terror.

Pero el silencio del lugar fue interrumpido cuando la puerta de la dirección se abrió de golpe.

—¡Ella está loca! ¡No soy yo la que está loca, es ella! —gritaba una mujer, mientras era escoltada por dos guardias—. ¡Es el diablo en persona!

—Sí, sí, camine doctora Turner —le dijo uno de los dos guardias que la escoltaban.

"¿Doctora? Creí que era una paciente por su... apariencia".

—Es el diablo en persona, es el diablo en persona... —susurraba la mujer mientras que era llevada hacia la salida.

"¿No sería mejor internarla en algún hospital o aquí?".

—Doctora Yongsun —me llamó una chica.

—Oh sí, soy yo —dije y me puse de pie.

—Gusto en conocerla, soy Hwang Yeji. La doctora Ahn la espera adentro en su oficina —me dio una sonrisa y se hizo a un lado en la entrada para que pasara.

—El gusto es mío, y si gusta puede llamarme Solar. Todos lo hacen —sonreí ampliamente.

Yeji sólo me dio un asentimiento acompañado de una sonrisa; pasé a la oficina y ella cerró la puerta detrás de mí.

En el lugar yacía una mujer de cabello negro y largo, frotándose las sienes como si tratase de aliviar un dolor de cabeza.
Me aclaré la garganta antes de hablar.

—¿Doctora Ahn? —pregunté.

La mujer alzó su mirada, al parecer también usaba lentes.

—¿Doctora Yongsun? —me devolvió la pregunta.

—Esa soy yo —dije con carisma.

—Bien, tome asiento por favor —con su mano me indicó una de las sillas que estaban frente a su escritorio.

Acomodé mi falda antes de sentarme y coloqué mis manos sobre mi regazo con una postura que transmitía seguridad. Tip para conseguir un empleo.

La doctora estaba revisando algunas cosas en su computadora y otras en unos papeles, seguramente mi ficha y los resultados de los exámenes que me hicieron.

Ahora me preguntaba, ¿qué es lo que le habrá pasado a la pobre mujer que salió hace un momento? ¿Ella trabajaba aquí? ¿Tan malo era el lugar? Eso sólo me intrigó más. ¿Podría preguntarle a la doctora acerca de eso?

—Eh... —iba a hablar.

—¿Tiene algún tatuaje, doctora Yongsun? —la doctora Ahn se me adelantó.

—No, no tengo ninguno —negué.

—Le pido que sea sincera, esto lo hacemos con el propósito de encontrar pandillas —me miró completamente seria—. Sabe... como usted seguramente ya habrá escuchado, aquí se albergan a los peores criminales de ciudad Gótica, quienes tienen hombres, un ejército o lo que sea, pero siempre tienen que estar marcados con algo, algún tatuaje, una cicatriz... —hizo ademanes con sus manos—, entre otras cosas más que tenemos registradas en la base de datos —se puso de pie—. Con el mero propósito laboral, le voy a pedir que se desvista; en verdad necesito comprobar que no tenga nada de lo anteriormente mencionado.