V.- Manada Alfas

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Han pasado ya tres meses desde que Tommy se volvió su hijo legalmente. Las cosas fueron bastantes movidas al inicio ya que Jordan y Liam estuvieron a punto de gritarle a su hermano pero sabían que así era él sin importar cuanto trataran de cambiarlo. Aceptaron a su sobrino con lo mejor y como buenos tíos comenzaron a consentirlo con deliciosa comida que Stiles les prohibía pero aún así no les importaba. Para el pequeño Tommy fue un cambio bastante fuerte y de la nada pero acepto de mejor manera que su madre no iba a volver e incluso comenzó a llamar al castaño papá en cuento le dijeron que iba a sucederle.

Peter y Derek visitaban bastante a la familia Stilinski y como prometieron el cachorro no era solo de él sino también de ellos. Ayudaban en todo lo que les permitía el chico con Tommy porque tampoco quería que los mantuviera, él tomo esa decisión y debía lidiar con todo lo que venía.

Las cosas con sus trabajos habían estado tranquilas así que se había concentrado en el restaurante y nadie había pedido su ayuda hasta el momento.

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Liam se encontraba descansado en el restaurante mientras que jugaba con Tommy, quien reía con diversión. Jordan y Stiles se paseaban por todo el lugar entregando pedidos con sonrisas amables y el mayor de vez en cuando se quedaba a charlar un poco con los clientes.

La campana sonó y Stiles se giró con una sonrisa que se amplió al ver quien había entrado. Un hombre rubio castaño de ojos azules junto con otro más robusto y alto calvo junto con una mujer de piel morena y dos gemelos.

- ¡Chicos! Es bueno verlos, siéntense y en un momento estoy con ustedes. – les dijo Stiles mientras dejaba un pedido sobre otra mesa y asentía hacia Jordan sabiendo que tal vez le tomaría tiempo así que descansaría un poco.

Unos minutos más tarde Stiles se dejó caer frente al hombre de ojos azules y en medio de los gemelos.

- ¿Qué los trae por aquí? – les preguntó Stiles de manera tranquila.

- Que gran bienvenida. – exclamó uno de los gemelos con sarcasmo.

- Me encanta tenerlos aquí pero desgraciadamente la mayoría de las veces que vienen es porque necesitan algo.

- Tienes razón, tan inteligente como siempre querido Stiles. – le dijo Deucalion con una sonrisa cargada de diversión, de verdad adoraba ese chicos además sin él las manadas se estarían peleando por saber quien estaba a cargo y la división del territorio.

- ¿Qué necesitan? – los gemelos suspiraron – Después de esto les daré de comer. – comentó con diversión mientras los gemelos parecían emocionados como un cachorro.

- Es un pequeño trabajo, mi hijo que asuele ser un idiota necesita un guardaespaldas. Es su primera misión encubierta, tratamos de encontrar unos traficantes de drogas. La misión es sencilla solo debes de acompañarlo y evitar que se meta en problemas o en peligro.

- Perfecto. No lo he visto en mucho tiempo no puedo creer que ya este saliendo en su primera misión. Sigue pareciendo un cachorro ante mis ojos. – comentó Stiles con diversión.

El hijo de Deucalion, James, siempre fue un buen chico. Su madre murió cuando era muy joven y desde entonces se prometió cuidar de su padre y ayudarlo en lo que pudiera. Su mayor sueño fue siempre ser uno de los betas de su padre, estar a su lado a pesar del mundo peligroso en el que vivía.

Stiles lo conoció cuando apenas tenía diez años y desde entonces han pasado cinco años donde se había dado cuenta del profundo cariño de padre e hijo que ellos tenían. Era algo hermosos de ver y es por eso que no le molestaba cuidar de él, lo hacía con cariño.

- Él te adora, ese chico solo te escucha a ti. – se quejó Deucalion haciendo reír al castaño.

- Te quiere y te escucha solo es tu hijo y debe de ser rebelde de vez en cuando.

Deucalion bufó mientras negaba con la cabeza.

- Hablando de hijos, escuché que tu tienes uno. Un cachorro de jaguar.

- Así es. – Jordan les dejó algunas hamburguesas y refrescos – Es mi pequeño Tommy, pasaron muchas cosas y no pude salvar a su madre pero me comprometí a cuidarlo así que me convertí en padre. Derek y Peter me ayudan bastante pero no quiero que ellos hagan todo.

- Era obvio que ellos estarían contigo y el cachorro.

Stiles levantó los hombros restándole importancia. Tal parece que todos sabían del enamoramiento de los Hale con el castaño excepto Stiles.

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Stiles llegó a un callejón abandonado donde se encontraba un chico de 15 años pelirrojo de ojos azules, al verlo le sonrió y se acercó a abrazar all mayor.

- ¡Sti! – gritó James mientras lo abrazaba con fuerza.

- Hola, cachorro. Felicidades por tu primera misión, estoy muy feliz por ti. – le dijo Stiles acariciando su cabello al separarse.

- Al fin lo logré y cuando me dijo que la condición era que tu fueras acepte. Sé que vas a cuidar de mí pero también me dejarás hacer mi trabajo, no eres tan protector.

- Puedes preguntarle eso a Liam haber si piensa lo mismo. – dijo Stiles con diversión mientras sacaba una pequeña mochila donde se vistió con unos tejanos algo desgastado, un gorro algo viejo junto con una playera y sudadera algo sucia.

- Si que sabes lo que haces. No importa cuantos años pasen sigues sorprendiéndome. – comentó James recibiendo una caricia en el cabello de parte del mayor.

- Ya me conoces así que ahora hagamos el trabajo y hay que mostrarle a tu padre que puedes cumplir todas las misiones sin ayuda.

Ambos entraron a un edificio en mal estado, la música se escuchaba a todo volumen mientras que las lucen parpadeaban de una manera que te harían sentir mareado si no estás acostumbrado a ellas. Las personas se movían sin parar, bailando, consumiendo drogas, besándose e incluso teniendo sexo sin importarles nada. Stiles se mantuvo de manera seria mientras buscaba a los proveedores mientras que James trataba de ocultar su mueca de asco al estar en ese lugar así que se concentró en su misión y sonrió cuando el castaño ya lo estaba distrayendo.

En unos minutos ambos habían atrapado a todos los traficantes y los tenían fuera del edificio donde Deucalion y su manada los esperaban.

- Lo hicimos. – dijo James con emoción.

- No. Tú lo hiciste. – le dijo Stiles con cariño y un deje de orgullo. 

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