Arrepentimiento

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Ona se despertó bajo un silencio sepulcral, no tenía ganas de hablar, no se sentía bien consigo misma y en aquella casa llena de gente era imposible no hablar, intento evadirse poniéndose los casco de música, mientras colaboraba en las tareas de la casa.

ONA

¡Vaya cagada la de anoche!, ¿Y si me hago la tonta?, eso se me da bien... le digo yo no me acuerdo de nada, "perdida de memoria transitoria", no cuela. No puedo decirle "ciao ragazzo", eso si es quedar mal. Oye, que lo mismo se lo toma como una noche tonta, ¡y ni tan mal eeeh! Lo mismo le paso lo mismo que a mí, se quedó igual.

Sé que soy rara, lo sé, lo admito, pero besar a una persona y no sentir nada, nada de nada, era como cuerpos inertes, dos cuerpos que no transmitían información, el uno al otro. Me siento como si mi alma se hubiera quedado allí, en la discoteca y mi cuerpo este aquí conmigo, Fran no se lo merece, pero no lo puedo remediar. ¿Qué hago mentir?, seguir con esta absurda mentira, todo por orgullo, por no conseguir lo que quiero.

Con suerte nadie lo sabrá, no lo bese delante de nadie...

Ona vuela por otro rumbo, ve y sueña que el mundo es tuyo, nunca podre volar con él, aunque mis sueños se irán con el chico del polo rojo, nunca me escucho a tiempo, no entiendo quien era antes, ¿Qué me ha pasado? No quiero pensar que esto es un delirio, quiero sus palabras, quiero hacerle sentir lo saben estas manos.

Ona no entendía que le pasaba y se le veía reflejado en el rostro, se intentaba buscar en cada latido, pero no se encontraba. Su primo la vio rara desde que se despertó y por supuesto, sabía que había salido de la discoteca con Fran. Con sigilo se acercó a ella y le saco un casco;

-¿Podemos hablar?

-Sí, dime. -dijo en voz baja Ona.

-¿Qué te pasa?, ¿quieres hablarlo? 

-Pues mira, sí, ¡estoy hasta el coño! Me gusta Guille, esté me ignora y soy tan tonta, que no se me ocurre otra cosa que liarme con Fran, ¡vamos el coño de la Bernarda! Me lie pensado ¡a tomar por culo! Pero ahora estoy arrepentida, ¿Por qué te preguntarás? Sencillamente, no me gusta, no estoy cómoda y no quiero nada con él, ahora el problema está en ¿Cómo se lo digo?, y para colmo aguantar ver como el chico del polo rojo, hace lo que le da la gana que eso me tiene loca perdida... no lo soporto. -Ona soltó todo el chorreo de golpe, Luis la miraba con los ojos como platos, entendió la mitad, sin querer empezó a reírse.

-Vale, vamos por pasos, ¿te gustan dos, Guille y un chico de polo rojo? -Luis lo pregunto, tapándose la boca para no reírse.

-¡Vete a la mierda Luis! Es el mismo, atontado.

-Aaah, sé más precisa, bueno, no lo veo para tanto, evita a Fran se dará por aludido, yo hago eso y me funciona, las evito y así saben que no quiero nada más con ellas.

-Es super ético.

-No se trata de ser ético Ona, sino práctico. En cuanto a Guille, no sé que decirte, Antonio ayer me dijo que tú le gustas a su primo. -dijo Luis, Ona dejo caer la fregona que llevaba en las manos.

-Pues lo disimula muy bien, deja de decir tonterías.

-Yo te digo lo que Antonio me comento anoche, cuando te fuiste de la discoteca con Fran, Antonio estuvo hablando con su primo, estaba como enfadado por la situación, luego yo hable con Antonio y me dijo algo así como que los dos sois tontos... jugáis al póker, sin saber o algo así. -Ona no tenía palabras, encima él estaba molesto, esto era lo último.

-¿Saldrás esta noche, no? -pregunto Luis.

-Pues no, no tengo ganas...

-¡Ona, no puedes escapar!

EL CHICO DEL POLO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora