Pov. Akaza:
Ya había preparado todo.
Los mapas (todos sin marcar) estaban en un pequeño cilindro a mi espalda, según me habían dicho cuando lo conseguí aquí se guardaban flechas, pero en esta ocasión solo había mapas sin marcar tapados con una tapa de metal. No llevaba nada más, excepto por un pequeño pincel dentro del cilindro. Podía conseguir comida en cualquier asentamiento humano y podía marcar los mapas con la sangre de ellos o sus animales.
El plan era simple: intentar salir de la isla, que Muzan-Sama se diera cuenta y me trajera, explicarle mis "motivos" y no morir en el intento.
Claro que los motivos que le iba a dar no iban a ser los mismos que los que realmente eran mis motivos, pero sería mucho más convincente lo que iba a decir y era más probable que me dejara ir si prometía algo que él quería.
Y así fue.
Un día, simplemente empecé a migrar hacia los pueblos de la costa. Nadie sabía donde estaba la maldita flor y nadie me había visto ni cazador ni demonio y los pocos humanos qué me habían visto eran todos varones y me habían servido de alimento. Lento pero seguro me dirijía al pequeño pueblo pesquero de Ōma. Estaba bastante lejos del área donde generalmente me ubicaba y aunque Muzan-Sama sabía de mi ubicación, aún estaba en Japón y seguiría siendo Japón una vez que llegara a Hakodate, así que aún no levantaba suficientes sospechas para que me llevarán a su presencia.
Me sorprendí una vez que llegué a Ōma, nunca había visto la arena ni el mar, tampoco lo había escuchado nunca y aunque me encantaría mostrárselo a mi Harry, no quería que se emocionara con el hecho de que iba por él solo para terminar muerto a manos del primer demonio.
Al final, me tomó dos noches aprender a nadar en las olas, pero tuve que esperar otros tres días para que apareciera el barco qué iba a guiar el camino hasta Hakodate. Me quedé esas tres noches en una parte no visitada de la playa escuchando el mar y mirando las estrellas, aprendiendo patrones en las estrellas y analizando su posición para poder guiarme cuando quisiera volver.
La mañana del sexto día después de haber llegado a Ōma llegó un barco bastante grande que traía personas a bordo. Toda la mañana y la tarde estuvo descargando y cargando cajas y bajando y subiendo personas, pero mala suerte para mi, este barco se fue a medio día. Pero había escuchado que otro barco venía hacia acá y que iba a salir ya de noche, así que seguí escondido entre las cajas del puerto y esperé hasta la noche para seguir el barco.
Una vez que el barco llegó estaba anocheciendo y se fue justo después de que el sol terminara de meterse. Esperé un poco a que las personas se fueran y entré al agua cada vez más hondo hasta que comencé a nadar y seguir el barco hasta Hakodate, a donde había llegado tres horas después.
Seguí avanzando desde ahí hacia el norte, pasando por pueblos pequeños que realmente no tenían mucho que mostrar, fijándome en cada parte del bosque y algunos cultivos para ver si podía encontrar esa dichosa flor.
Cada vez hacía más frío mientras avanzaba, pero realmente no me hacía sufrir así que seguí avanzando, pasando por varios poblados de los que no me molesté en saber el nombre hasta que llegué a otro pueblo de nombre Wakkanai. Desde ahí no había más barcos que pudieran guiarme, así que lo único que quedó fue trazar una ruta según los mapas. Claro, estaban bastante lejanos, pero con una buena velocidad probablemente podría llegar ahí antes de que el sol saliera, si Muzan-Sama no me llevaba con él antes.
Y fue así como al caer la noche cerré el pequeño cilindro de los mapas, me estiré un poco y entré al agua. Esta vez era un poco más difícil, pues las corrientes querían llevarme de un lado al otro, pero no dejé que eso me detuviera.
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En este nuevo mundo... Por la espada seré libre
FanfictionADVERTENCIA: Esta historia está en pausa Donde después de que el mundo mágico lo decepcionara, un ángel que no puede salir al sol lo lleva al suyo porque simplemente no pude evitar escribir esta historia y porque no hay suficientes crossovers de est...