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El castillo no estaba exactamente contento.

Es cierto, no le gustaba presenciar el sufrimiento de nadie, humano o no, pero los seres que el pelirrojo estaba guiando hacia el castillo eran peligrosos, incluso él dudaba que pudiera detenerlos por mucho tiempo de intentar algo contra los habitantes del mismo.

Así que, con la intención de vigilar a este par con apariencia humana, le dio aviso al anciano de barba blanca, la mujer-gato, la mujer de la enfermería y el vampiro de las mazmorras de las criaturas que el pequeño estaba guiando hacia el castillo.

Y para crédito de todos ellos, aunque no entendieron por completo el mensaje del castillo, todos estaban reunidos en las puertas antes de que los seres supuestamente humanos llegaran a ellas.

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Dumbledore estaba extrañado.

No era algo común que el castillo le diera la sensación de tener que estar en un lugar (o que lo llamara, como había aprendido a lo largo de su mandato).

Pero era algo mucho menos común que el castillo también llamara a Madame Pomphrey, la Profesora McGonnagal y también al Profesor Snape a las puertas del castillo. ¿Por qué el castillo los había llamado a todos ahí?

Su pregunta fue respondida cuando Charlie Weasley entró por las puertas del castillo, seguidos por dos seres que se veían humanos, pero ni el de cabello blanco ni el de tatuajes daban la sensación de serlo. Vio por el rabillo del ojo a la Minerva erizarse y a Severus palidecer ligeramente, cosa que era difícil de no hacer con la cantidad de sangre que estaba sobre la ropa y cuerpo del de tatuajes. ¿Por qué las barreras lo habían dejado pasar?

- Señor Weasley - habló el profesor Snape, su voz incluso más dura de lo habitual - Se puede saber la razón de que haya estado en el bosque prohibido tan tarde en la noche y para colmo - miró a los dos seres tras el Charlie, el pelirosa apoyándose en el supuesto Veela - halla traido al castillo a dos criaturas probablemente peligrosas? - ambas criaturas los miraron confusos y susurraron algo entre ellos en un idioma que Dumbledore pudo identificar: japonés.

Hizo un discreto hechizo de traducción sobre las criaturas y aunque ambos lo sintieron, no hicieron nada más que voltear a verlo y después poner atención a la plática frente a ellos y al regaño que se le estaba dando al pequeño Weasley.

El de cabello rosa frunció el ceño y estaba a punto de intervenir cuando se retorció y cayó al suelo, sangrando y fallando al intentar levantarse nuevamente. Madame Pomphrey se acercó y con un pase de varita, decidió que era lo suficientemente humano y que estaba tan herido que no importaba su presencia amenazante.

- Siganme - fue lo único que dijo la matrona antes de empezar a caminar hacia la enfermería de la escuela. El de cabello blanco jaló ligeramente al de tatuajes y ambos siguieron a la enfermería, uno aún actuando como si no estuviera herido y siendo casi asesinado.

Después de varios chequeos y que sus heridas se cerraran fue que lo supieron: un enlace de criatura, uno tan fuerte que podía hacer que las heridas y las emociones del otro se manifestaran, incluso sin estar vinculados por completo.

El profesor Dumbledore les dio su apoyo en forma de una pequeña botella de Felix Felicis y le dijo a Severus que lo ayudara a encontrar a quien buscaban.

Después de todo, si se enteraba que la habrían logrado rescatar con ayuda del gran Albus Dumbledore, su ayuda en la próxima contienda contra Voldemort estaría asegurada.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2023 ⏰

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En este nuevo mundo... Por la espada seré libreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora