CAPÍTULO 4

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Yanil observaba la pasividad de los campos del club de los nobles, sentía el aire refrescante del clima llenando sus pulmones, realmente el clima era muy perfecto para la actividad que iban a hacer este día los príncipes, al ser una semana libre para ellos por motivo de las celebraciones.

La Reina se quedó con su hija Estela para hacer otro tipo de actividades, la pequeña era muy educada y traviesa, pero en unos cinco años siento que sería una princesa impecable. 

Los 3 príncipes jugaban de manera muy concentrada el juego típico del reino exclusivo para la realeza y familias nobles, el cual consistía en tirar una pelota pequeña con un bastón de madera plano, finalizando con una figura en forma de ovalo en la parte de abajo, el objetivo era lanzarlo hasta que la pelota caiga en hoyos y evitar los obstáculos los cuales son piedras y el enemigo, se puede jugar a partir de dos personas, pero es más emocionante cuando hay algunas más, era un juego que requería fuerza, precisión, inteligencia y estrategia. 

Los guardias de los príncipes debían estar muy atentos a su seguridad a partir de dos metros reglamentarios en este campo para evitar algún accidente en este día, al lado de la joven estaban Beltrán y Froilán los cuales creo que son de los primeros en no molestarla en lo que va del entrenamiento, por lo cual Yanil se sentía cómoda a su lado, ellos hacían pequeños chistes sobre la poca destreza del príncipe Daniel en este juego, sin embargo ella trataba de seguir la corriente sin que los príncipes se den cuenta. 

Una vez más el viento hizo su aparición dándole una pizca de aliento a los jóvenes guardias que a pesar del clima fresco, sentían un poco de cansancio por la caminata hasta este lugar, los príncipes seguían jugando el juego, pero era obvio que el menor iba a perder por su falta de interés en el juego, al parecer Yanil no era la única insatisfecha con las tradiciones de costumbres de género, al menos no en este caso particular. 

Finalmente, el pequeño príncipe pierde su oportunidad de jugar ante el lado competitivo de Archie y Nicholas, ambos siempre demuestran su mejor lado en el área deportiva, equitación y otras actividades al aire libre, como era de esperarse Daniel suspira un poco frustrado por el cansancio, acomodándose cerca de los guardias en silencio mientras bebía una botella de agua. 

Los guardianes de los 3 príncipes compartieron unas botanas al pequeño para comer un poco, al ser aun un niño debía alimentarse a cada instante a diferencia de los más grandes, cada príncipe tenía una dieta estricta de acuerdo a su edad, lo cual era necesario para tener el cuerpo sano para las arduas actividades físicas y mentales de su posición. 

Yanil observa a los otros príncipes acercarse a ellos cuando la partida acaba, al príncipe Archie un poco serio y al príncipe Nicholas muy sonriente, celebrando su pequeña victoria lo que la hace sonreír, le gustaba ver a las personas realmente felices, en vez de una sonrisa fingida como lo hacían la mayoría de personas pertenecientes a la nobleza. 

Fue un combate muy satisfactorio – exclama Nicholas bebiendo agua que le ofrece su guardia llamado Beltrán, el cual es un respiro luego de la actividad física. 

Felicidades hermano – dice Archie luego de imitar su acción, su expresión es seria, aunque se le ve con una sonrisa leve, realmente ambos tenían una relación muy fraternal. 

Deberíamos volver al palacio ya, su alteza – inquiere Beltrán al instante de que los príncipes hayan descansado de su partida.

Yanil se encontraba un poco pensativo mirando a la distancia un poco lejana de los campos observando los pájaros ir en cierta dirección, este día su humor era muy neutro, no deseaba tener tanta platica con su protegido y solo descansar un poco, lo cual no fue desapercibido por cierta persona que la observaba de forma sutil y que no dudaría en hacerle notar su presencia a la joven distraída por el hermoso paisaje de alrededor. 

Deberías observarme más a mí – se queja Archie en una distancia cercana a Yanil sacándola de su ensoñación con el paisaje.

Perdón alteza, ¿qué dijo? – dice Yanil al príncipe provocando una mirada sorprendida del joven príncipe, el cual no quiere repetir sus palabras.

Nada, ¿qué ves con tanta fijación? – cuestiona Archie mirando en la dirección que lo hacía ella, notando la dirección de pájaros y el campo abierto en general. 

Solo admiraba el paisaje joven príncipe – se disculpa Yanil un poco avergonzada, cuestionando si lo que hizo molestó al chico o lo pasara desapercibido. 

La pequeña conversación de ambos se ve interrumpida por Nicholas el cual propone ir a dar un paseo en el mirador del palacio, el cual se encuentra a unos 30 metros de distancia, todos acceden encantados debido a que ese lugar era muy hermoso, lleno de flores de cerezo de la temporada, y otras de diferentes colores, aparte el mirador era redondeado, hecho exclusivamente de mármol, con pequeños asientos y en los pilares crecían un camino de flores de cerezo en forma ordenada, lo cual era un deleite visual para cualquier persona que vaya a admirar ese lugar tan visitado del palacio por los nobles. 

Continúan su paso, a mitad del camino el príncipe Daniel se queja de que quería volver a casa, Nicholas manda a llamar a algunos oficiales para custodiarlo a casa para proteger su seguridad.

Yanil observa a aquellos hombres llevarse al pequeño en brazos para que no se canse y continua su camino al lugar esperado, realmente deseada conocer ese lugar con su alma y corazón. 

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