(XVI)

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Changbin se había reunido con Felix. 

― ¿Cómo estás? 

― ¿Cómo luzco? 

― Terrible ―no llevaba maquillaje ese día, así que se notaban bastante sus ojeras, su cabello había perdido el brillo al igual que sus ojos, sus labios se veían resecos y no era para nada el Felix animado que Changbin estaba acostumbrado a ver. 

― Así estoy; mi aspecto es la clara muestra de mi estado emocional y mental. 

― ¿Qué dijo doña Lee? 

― Nada, que me tengo que casar para poder conservar a mi bebé. 

― Vaya, eso es terrible. 

― Sí, pero a lo que vinimos. 

― No, primero comerás algo. 

― Está bien ―Changbin pagó por la comida a pesar de las quejas de Felix. 

― Eres muy terco. 

― Sí, gracias por la comida. 

― De nada, ese bebé necesita comer y tú también. 

― Lo sé, solo que no podía comer nada sin vomitar. 

― Tranquilo, se te pasará. 

― Siento que voy a morir. 

― No seas dramático, vamos. 

― El taxi lo pago yo. 

― Como quieras. 

Llegaron al orfanato y fueron directo a ver a la pequeña Chae. 

― Hola bebe hermosa ―la niña miró a su padre y luego a Felix―. Siente que algo te pasa. 

― ¿Es vidente? 

― Sí, no pensé que fuera a sacar eso, mi madre también lo es. 

― Oh. 

― Acércate. 

― ¿Me extrañaste? ―la niña estiró los brazos en dirección de Felix―. Tomaré eso como un sí ―Felix dejó caer unas lágrimas―. No te preocupes, estoy bien. 

¿Estás enfermo? ―Felix volteó a ver a Changbin. 

― Sorpresa, puede comunicarse de esa manera. 

― Como Renesmee. 

― Sí, algo así. 

― Es genial. 

― Lo sé. 

― No, estoy bien. 

¿Va a tener un bebé? 

― ¿Cómo lo supo? 

― ¿Por qué es vidente? 

― Tiene sentido. 

― Respóndele. 

― Sí, tienes razón. 

― ¿Por qué se irá? 

― No me digas que pasará, es de mala educación. 

― ¿Por qué te irás? 

― Había pensado en irme dejando todo, no quiero casarme. 

― ¿Lo harás? 

― No lo creo. 

― Si lo haces podría ayudarte. 

― No lo haré. 

― Bueno. 

Una semana después, Chan estaba devuelta en Corea y la boda empezaba a planearse. 

― No puedo con esto. 

― Tranquilo, respira. 

― Eso intento, pero me duele la cabeza de solo pensar en la maldita boda. 

― Relájate. 

― Quiero morir, si no fuera por mi bebé. 

― Es una buena idea. 

― ¿Qué dices? 

― Han y yo somos ilusionistas, juntos podemos hacer creer a todo un país que alguien murió; por lo menos una ciudad. 

― No entiendo. 

― Podrías fingir tu muerte, menso. 

― No hables así frente a la niña. 

― Dudo que no haya oído cosas peores contigo. 

― Tienes razón. 

― ¿Entonces? 

― ¿Y qué se supone que haga luego? 

― Vivirás en otro país, ya no existes. 

― ¿Podría solo desaparecer? 

― Está bien, yo me encargo de ellos. 

― Gracias. 

― Pero sería mejor esperar a que nazca el bebé, es más fácil. 

MIRROR | minsung hyunin chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora