Digimon, un nuevo mundo

Acuerdo de convivencia

Kari y sus amigos siguieron al otro grupo en silencio. Se encontraban atemorizados y confundidos. Les sorprendió en gran medida que un tentomon los acompañara y eso les daba miedo y desconfianza, sobre todo a Michael. Hasta ese momento, después de tantas pérdidas, lo consideraban imposible. Humanos y digimons en convivencia era algo muy improbable en la mente de ellos.

—Estamos cerca, muchachos —anunció Tai.

Lo primero que vieron fue una enorme muralla. Koushiro estaba bastante inquieto.

Los guardias en la muralla armaron un revuelo en cuanto se percataron de la presencia de otros humanos. Y rápidamente Ken salió a recibirlos.

—Explícate, Taichi.

—Ken —Tai sacudió la cabeza—. ¿No los reconoces?

—¿De qué hablas?

Ken dirigió la mirada a Kari y luego a Takeru. Abrió los ojos como platos cuando Daisuke a su espalda dejó escapar un grito.

—¡Kari! ¡Joder! No puedo creerlo —Daisuke se puso frente a Hikari y tomó su mano—. ¿Eres tú?

La muchacha abrazó a su viejo amigo de la infancia con lágrimas en los ojos.

—No puede ser —murmuró Ken—. ¡Deben llamar a Gennai! —Ordenó a los demás guardias.

Los muchachos fueron conducidos dentro de la muralla, hacia la administración donde serían atendidos por Gennai. Mientras Kari, Mimi, Michael y Takeru fueron a ducharse, ponerse nueva ropa y alimentarse, Tai y Kou tuvieron la reunión con el viejo.

—Entonces, Taichi... Dime... ¿Consideras que no serían una amenaza?

—Koushiro quiso advertirme. Pero yo tomé la decisión. ¡Es mi hermana!

El viejo tenía una expresión indescifrable.

—¿Puedo preguntarle qué hubiera hecho usted en mi lugar?

Gennai no respondió de inmediato. Bebió tranquilamente un sorbo de té.

—¿Puedo decir algo? —Intervino Kou y Gennai asintió—. ¿Podemos ponerlos a prueba? Una oportunidad. Me aseguré de que nadie más estuviera con ellos. Están solos y no hubieran sobrevivido sin nuestra ayuda.

—Gennai, por favor. Responderé por ellos. Seré el responsable.

—Bien. Estarán vigilados todo el tiempo.

—Entonces...

—Lo que más me preocupa es que se puedan adaptar, Tai. Han vivido en un ambiente hostil por tanto tiempo. No será fácil para ellos.

—¡Gracias! —Tai se inclinó hacia Gennai, cerrando los ojos con alivio—. No defraudaré su confianza. ¡Se lo prometo!

Taichi y Koushiro abandonaron la administración. Yamato los esperaba.

—¿Ha sido un sí?

—Es un sí. Pero estarán vigilados.

—¡Qué alivio!

—¿Dónde están?

—Sora está con ellos. Ahora mismo Joe les está haciendo chequeos médicos. Nos pidió tiempo. Lo más probable es que queden ingresados.

Durante dos semanas, tanto Kari como sus amigos, estuvieron hospitalizados. Todos los amigos fueron a visitarlos a diario. Miyako no quería separarse ni un minuto de Mimi. En el pasado fueron muy unidas.

Las personas de la comunidad se enteraron por rumores y se mostraron nerviosas. Gennai tuvo que convocarlos a una conferencia para calmar a la gente y transmitir seguridad.