ocho

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―¡¿Qué quieres decir con que no pueden encontrarlo?!

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―¡¿Qué quieres decir con que no pueden encontrarlo?!

Shotaro.

Felix apenas podría creerlo. Siempre era quien menos esperabas.

Jungwoo fue con Felix a la habitación, y ellos se mantenían callados mientras sus compañeros se gritaban el uno al otro en el otro lado de la puerta. Felix todavía estaba en la cama, pero Jungwoo estaba sentado en una silla a su lado, viéndose absolutamente miserable.

Felix deseaba poder decirle algo al chico para consolarle, pero no sabía qué decir acerca de esto. No sabía qué hacer. Había esperado que el tema con el dragón metamorfo hubiera acabado, pero parecía que el hombre solo había estado mintiendo, esperando.

Chan habló en voz tan baja, que incluso un hombre lobo como Felix apenas podía escucharle, y Doyoung comenzó a gritar otra vez. A diferencia de Chan, él no cuidó si estaba gritando.

―¡No importa! ¡Quiero que le encuentres y quiero arrancarle la piel a tiras!

Felix se encogió ante aquello. Doyoung está tan increíblemente cabreado. Felix no podía culparlo sin embargo. Se acercó y puso su mano en el hombro de Jungwoo. Él no podía soportar más la triste expresión en la cara de su amigo.

―Todo se arreglará ― dijo. Confiaba en que fuera cierto.

Jungwoo asintió con la cabeza. Le dirigió una sonrisa, pero había desaparecido tan pronto como había llegado.

―Tenía la esperanza de no tener que tratar con él ya. Tenía la esperanza de que hubiera desaparecido.

Jungwoo había mencionado algunas de las cosas que el doppelgänger, Shotaro, había dicho y hecho cuando el hombre lo había conseguido solo y Felix se solidarizaba totalmente con el miedo de Jungwoo.

Yo también creía que se había ido.

Jungwoo suspiró, y luego forzó una sonrisa en su rostro.

―Pero esto es bueno. Ahora sabemos quién es, y le va a ser más difícil moverse por aquí.

―Se ha ido del castillo ― dijo Felix. Confiaba en que fuera cierto. Era difícil, teniendo en cuenta que Shotaro era un verdadero clonador de personas.

Si Jungwoo estaba pensando en ese lamentable hecho, entonces él no estaba dejando que se reflejara en su rostro. Parecía resuelto, al menos ahora, para buscar el lado positivo de las cosas, y Felix no quería quitarle eso.

La puerta se abrió, Doyoung y Chan irrumpieron dentro.

―Jungwoo, haz las maletas. Nos vamos.

―¿Nos vamos? ― dijo Jungwoo al mismo tiempo que Felix. Ambos miraron el uno al otro, asombrados. Felix se dirigió a Chan.

―No pueden irse.

El rostro de Chan era duro y estoico como siempre fue, pero Felix podía ver el dolor en sus ojos.

Mate - ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora