Capitulo 17 (Enemigos en la Puerta)

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Selene consideró una locura unirse a los Lycans, pero eventualmente vio la sabiduría en las palabras de Medivh. Durante sus combates contra la plaga y los demonios, había aprendido un poco acerca de la Legión Ardiente. Todo eso la aterrorizaba. Si una invasión demoniaca realmente se estaba desarrollando, sería estúpido no hacer todo lo que estuviera a su alcance para detener a la Legión. El fracaso significaría más que la propia muerte de selene; significaría que todos los que habían sacrificado sus vidas para defender a el mundo habían muerto en vano.

Genn y Selene acordaron una incómoda tregua. Ninguno confiaba plenamente en el otro, pero estaban dispuestos a dejar de lado viejos rencores y trabajar juntos por el momento. La primera prueba de esa frágil alianza era lidiar con Liam y sus Lycans corruptos

Después de descender de las Montañas del Espolón, el conjunto de refugiados de la Alianza y los Lycans se movilizaron en contra de Liam y sus sanguinarios seguidores. Aquellos Lycans no se parecían a nada a los que Selene ya recordaba. Su pelaje era de un color rojo intenso y sus ojos eran de un verde brillante. Estaban tan perdidos en las profundidades de la ira que no diferenciaban entre amigo y enemigo. Atacaron a la Alianza y a sus aliados Lycans con igual ferocidad, derramando la sangre de los Lycans que alguna vez vieron como hermanos y hermanas.

Conforme la batalla se desarrollaba, Genn guio un asalto audaz a través de las filas de los enemigos y capturó a Liam. Al mismo tiempo, Medivh y los sacerdotes de la Alianza utilizaron su magia para purgar la sed de sangre de sus venas.

Funcionó. Por primera vez en días, la nube de odio se levantó de los ojos de Liam. Vio el monstruo en el que se había convertido, y la vergüenza lo apabulló.

Para Selene era extraño ver a criaturas como los Lycans, consideradas desde siempre como seres salvajes y violentos mostrar afecto y empatía unos por otros. El tono rojo que pigmentaba su cuerpo comenzó a desaparecer para ser remplazado por un tono de piel un poco más blanco. A medida que Liam comenzaba a volver a su forma humana.

Físicamente tenía el aspecto de un hombre joven, pero con el físico de un guerrero marcado, no era tan alto como Genn, pero se podía notar que el tamaño lo compensaba en fuerza. Su cabello era de un color castaño oscuro algo parecido al de ella.

Y entonces recordó quién le había hecho eso. Mannoroth estaba ahí fuera, en alguna parte, acosándolos a través de los bosques, divirtiéndose con la matanza que había desencadenado.

Mannoroth, había alcanzado su misión. Los principales guardianes del bosque estaban muertos. Algunos de los espíritus del bosque todavía resistirían la invasión de la Legión, pero su fuerza primigenia había sido reducida en gran medida.

Había llegado la hora de invadir Kalimdor.

Archimonde dejó a algunos de sus demonios y no-muertos en las tierras humanas para asegurarse de que las naciones se mantuvieran tranquilas y envió el resto de sus fuerzas hacia Vallefresno. Mientras los infernales caían del cielo, miles de no-muertos y demonios aparecieron en los límites al este de la región. Archimonde y sus seguidores pronto encontraron resistencia, espíritus del bosque y los ejércitos combinados de los Lycans y la Alianza. Pero esos defensores peleaban en frentes separados, dispersos por todo Vallefresno. La Legión los superó fácilmente. El inflexible ejército de Archimonde marchó a buen paso hacia el Monte Hyjal, arrasando con los bosques y todo lo que se interpusiera en su camino.

El progreso era rápido, pero Archimonde no dejaría nada al azar. Había liderado incontables guerras y sabía el valor de asegurar cada ventaja que pudiera, incluso al enfrentarse a un enemigo inferior.



Tiempo después de la batalla contra Liam las fuerzas de la Alianza y los Lycan, Se desplazaron a los bosques de Vallefresno y Ashenvale para determinar si aún persiste la amenaza demoniaca.

Un nuevo comienzoWhere stories live. Discover now