Lʏᴄᴀɴ | ᵖᵖᵍ ˣ ʳʳᵇ

1. Asesinato en el Bosque

Nota: Los personajes y las ciudades se conservarán con sus respectivos nombres en inglés.

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Incluso un hombre de corazón puro

Que dice sus oraciones por la noche

Puede convertirse en lobo cuando florece la perdición,

Y con la luna de otoño brillante en la noche.

Un hombre alto con una espesa barba roja y cejas pobladas y tupidas, vestido con una gabardina, caminaba rápidamente a través del denso bosque infestado de niebla.

En una mano, llevaba un farol pesado; su único medio de visibilidad en el bosque oscuro aparte de la luz de la brillante luna llena en lo alto del cielo oscuro sobre él, y en el otro, llevaba una escopeta.

Murmuró enojado, maldiciéndose a sí mismo por estar en el bosque tan tarde en la noche y en estas condiciones.

—¡Sé que estás ahí! —Gritó a los árboles: —¡Muéstrate!

El susurro de las hojas fue la respuesta que recibió.

Eso le pareció extraño al hombre. Había estado en el bosque por lo que supuso que sería cerca de una hora, y los únicos sonidos que había escuchado eran el viento gimiendo a través de las ramas desnudas de los árboles por encima de él, o el susurro ocasional de las hojas en el suelo.

Era extraño, ya que el bosque debería haber estado vivo con los sonidos de otros animales. Pero la maleza estaba mortalmente silenciosa.

Demasiado silencioso.

El hombre alto no había salido a dar un paseo nocturno, estaba buscando algo, posiblemente a alguien. Había visto una gran figura moviéndose entre la línea de árboles en la parte trasera de su propiedad y había ido a investigar.

Normalmente, no habría salido al bosque tan tarde en la noche, sin embargo, recientemente, el granjero Lumpkins había sido descubierto en el bosque cerca de su tierra.

El cuerpo, o lo que quedaba de él, había sido completamente triturado. Lo que era peor: el asesino todavía andaba suelto.

Cuando el hombre de la barba roja vislumbró la figura que acechaba fuera de su casa, tuvo la abrumadora sospecha de que era la misma persona que había destrozado a Lumpkins.

Después de todo, ¿quién en su sano juicio estaría vagando por el bosque oscuro en medio de una amarga noche de noviembre?

Él aparentemente.

Y así, el hombre, decidido a llevar al viscoso asesino ante la justicia, tomó su abrigo, linterna y escopeta, y se internó en el bosque neblinoso sin pensarlo dos veces.

Ahí era donde se encontraba ahora: frío y con visibilidad limitada, gritando airadamente contra la línea de árboles.

Eugene Utonium no estaba de humor para esas tonterías.

Suspiró y se pasó la mano por la cara con cansancio. Estaba agotado y quería regresar a su casa, donde lo esperaban su cálida cama y su futura esposa. Pero al mismo tiempo, estaba bastante seguro de que estaba tras la pista de un asesino. Uno que necesitaba ser llevado ante la justicia.

Eugene hizo una pausa, miró alrededor del área y se congeló. Reconoció la tierra en la que estaba. Pertenecía a la familia más rica y poderosa de Townsville, y no tomaban amablemente a los intrusos.

Gimió por dentro. Necesitaba irse, pero al mismo tiempo estaba intrigado. ¿Por qué el sendero lo había llevado directamente a la mansión de los Jojo? Su residencia estaba al otro lado de Townsville, mientras que la mansión Jojo se extendía por los páramos fuera de ella, lo que la hacía muy aislada del resto de la ciudad.