- ̗̀Hatarakibachi.

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Abeja

Del lat. apicŭla.

1. f. Insecto himenóptero, de unos quince milímetros de largo, de color pardo negruzco y vellorojizo, que vive en colonias, produce cera y miel.

2. f. Persona laboriosa y previsora.
























Me quedé descalza en el jardín trasero esperando a que el sol se materializara en la distancia. La hermosa luz de la mañana me hizo suspirar mientras sentía el viento bailar a mi alrededor. Hoy era un buen día. Podía sentirlo. Sonreí aún más.

━ ¡Yuki! Ven a comer algo antes de irte a trabajar, por favor. ━ La suave voz de mi abuela flotó hacia mí.

Inspirando profundamente una vez más, me apresuré a entrar en la casa rápidamente.

━ ¡Buenos días abuela! Deberías estar descansando, no levantarte a una hora tan temprana. ━ La reprendí, después de todo sólo eran las cinco de la mañana.

━ Calla lindura, sabes que siempre me he levantado temprano. Además no soy tan vieja, no necesito estar durmiendo todo el tiempo. ━ Me dio una palmadita en la mejilla y me entregó un tazón de fresas cortadas.

Arrugué la cara y le dirigí mi mejor mirada de enfado, pero acabé suavizandome y dándole una sonrisa. La abuela sacudió la cabeza, riéndose, y se ocupó de preparar el té. Me comí rápidamente todas las fresas, lavé el cuenco y me apresuré a ponerme un par de tenis. Alisando mi camiseta, tomé mi mochila rosa y le di un beso a la abuela.

━ Nos vemos luego, ¡no trabajes mucho! Dile a Sota que lo quiero. Que tengas un buen día, abuela, te quiero. ━ Me despedí y salí por la puerta principal.

Iba con un poco de retraso, pero la mañana era tan tranquila que no quería perderme ninguna belleza por el camino. Fui en bicicleta por el sendero de camino a la ciudad, la abuela, el tío Sota y yo vivíamos más lejos de la ciudad; así era más tranquilo.

Pasé por unas cuantas casas dispersas a lo largo del camino vacío y disfruté del rocío de la mañana.Trabajar en la panadería significaba levantarse lo suficientemente temprano como para hornear algunas golosinas y comenzar una tanda de café antes de que todos los demás se levantaran para el día. Al ver las primeras tiendas del centro de la ciudad, reduje la velocidad y me dirigí a la Harinera. La dueña, la señora Kane, que era amiga de mi abuela, dijo que la había llamado así porque estaba al lado de la floristería, una tienda de flores de verdad. Me pareció divertidísimo.

Amai sakumotsu. ━ Suna RintarōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora