Aceptación

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El cambio de etapa me mantuvo inquieta, nunca supe lidiar con los nervios y aquel mareo de preguntas que me rodeaban y atosigaban con el fin de saber que tendría que hacer me mantuvo agitada. No tenía claro cómo actuar, no sabía que decir, hacer ni pensar más todo se volvía una nube negra cuando me acercaba a él.

Cierto era que por muchos terremotos y tornados que inundaran mi mente, mi corazón estaba extrañamente tranquilo y soleado. Fue su etapa más tranquila.

Cada una de sus mínimas acciones me hacía sonrojar, entraban dentro de mi motor como si fuesen sangre y no hice ningún esfuerzo de calmar y descender mi alto número de pulsaciones. Días tras día esperaba que me mirara, no literalmente pues al ser su más cercana amiga me miraba, pero no como quería.

Esperé y traté de que se diese cuenta, de que dejara de mirarme y comenzara a observarme pero esperar y esperar poco a poco me estaba matando. No necesité palabras porque solo había que observar mis ojos, y ese fue el problema, nunca llegó a fijarse. Porque por muchas vueltas que le diera en mi cabeza solo paseaba una cosa.

"Definitivamente está fuera y lejos de mi alcance."

Yo era una sombra, me mantenía lo suficientemente cerca de él pero por muchas razones nunca llegué a juntarme, solo seguí esperando que él se diera cuenta. Y no, nunca lo hizo.

Por un tiempo pensé que yo no tendría que actuar, pensé que él lo comprendería en poco tiempo pero no fue así y tuve que entrar en aquella peonza de ocasiones. Así que cuando me cansé de esperar comencé a mover ficha.

Le decía que le quería pero él pensaba que era algo normal entre amigos, le abrazaba cuando podía pero él pensaba que solo le devolvía aquello que él me daba, agarraba su manga cuando caminábamos por los pasillos, trataba desesperadamente de que me entendiera pero él pensó que solo quería a alguien que me guiara.

Y era eso lo que buscaba tal vez, puede que solo quisiera a alguien que amar por capricho, puede que necesitara de alguien que me ponga los pies en la tierra, puede que necesitara una persona que me quitara los obstáculos del camino y estuviese dispuesto a recorrerlo conmigo. El destino, en cambio, me mandó algo diferente, algo más real.

Me costó un tiempo darme cuenta que los actos no valían nada si no iban acompañados de palabras, y fue ahí cuando volvió aquello que no deseaba. No fui valiente cuando me adentré en la aceptación, aun así, aunque pensé que al cambiar de etapa mi miedo desaparecería este solo cambió. Acepté que no tenía que temer al amor pero ahora le tenía miedo al rechazo.

Cada vez que comenzaba a hablar me arrepentía, cada paso que daba para acercarme lo retrocedía, cada carta que escribía o mensaje que mandaba terminaba en un nada, desaparecían. Aún al haber pasado una horrible etapa, varias veces me planteé regresar, negarlo todo, confundirlo y empezar otra vez. Pero no era una solución.

Continué intento tras otro, alargué esto lo suficiente como para comenzar a detenerlo y desde entonces vivía un día a día de oportunidades perdidas. Pues una vez escuché de amores que venían y se iban, también de los que se quedaban, y desgraciadamente pensé que él sería el mío.

Quería que escuchara mi pregunta pero temía la respuesta.

No llegué a decírselo, pues mi segunda etapa se vio interrumpida por un factor que no cabía en mis planes, por un obstáculo del que nadie me apartó a tiempo.

Y sin siquiera tener que pensármelo, sin siquiera ser yo la causante de ello entré en la siguiente etapa. Una etapa que se hacía eterna, un etapa que te rompía poco a poco.

Y la verdad era una. Estaba de todo menos lista.

Mi punto de vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora