A Kusuo le daba vergüenza ver a la cara al médium después de aquellos sueño... Que de alguna forma le agradaba
♥︎Pareja: Reita x Saiki
♥︎Advertencia de hard :>
♥︎Los personajes no son míos, son de Shūichi Asō
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Sus mejillas se calentaban mientras aquellas manos en sus caderas lo empujaban para atrás.
Un gemido salia de sus labios gracias a aquello.
Trataba de aferrarse a algo en especifico, pero con los movimientos se le dificultaba.
De todas maneras lo adoraba, escuchaba la voz dominante del contrario y lograba emocionarse demasiado.
El ambiente lo aturdía y sentía como es que quería más de aquello.
Claro que estaba algo atento a su alrededor por miedo a que alguien llegue a donde ellos estaban.
Aunque la voz seductora del médium en esos momentos ocasionaba que se deje de concentrar.
—Deja de preocuparte tanto, Kusuo —. Le cuchichea al oído del contrario, escuchando como este dejaba escapar un leve gemido ante su embestida repentina luego de aquello.
Claro que lo admitía, adoraba verlo de esa manera y nunca se arrepentiría de aquello.
No sabia lo que este pensaba o tenia en mente, solamente lo podía escuchar rogando.
Tan alto que a veces el médium tenia que ponerle la mano en su boca para que no lo escuchen.
Aunque claro que su gran sonrisa no desvaneció, seguía ahí, observándolo tan fijamente.
Sin duda se sentía en el cielo en esos momentos.
En una de las embestidas, un gemido más sonoro salio de su boca.
Por lo visto había golpeado aquel dichoso punto, por lo que sonrió levemente de manera pícara.
Salio de dentro suyo, dejándolo demasiado confundido por aquello.
Aunque claro, sus temblorosas piernas lograban que casi pudiera caerse.
—Creo que deberíamos dejar de estar parados... —. Farfulla el Toritsuka, agarrando la cadera del jadeante peli-rosa.
El cual solamente asintió con su cabeza volteando a verlo.
Rodeo sus brazos en su cuello y sonrió levemente ante aquello.
Para luego tratar de besar al contrario, aunque al ser más bajo que Reita le costaba.
Aquello le saco una pequeña carcajada de la que el psíquico solo pudo hacer un puchero.
Claro que aquello lo avergonzaba, pero estaba feliz de alguna manera.
Solamente dejaba que el médium lo dominara y lo estaba disfrutando más de lo que esperaba.
Noto como el contrario se sentaba en una de esas bancas del vestuario y lo atraía hacia él.
Sentando al muchacho en su regazo, notando como este se sonrojaba levemente por aquello.
