Ta Marguerite

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James

No, nunca odie a Regulus como sirius dice que hago cada que vuelvo al cuarto con alguna cosa que le robo. Mi intención nunca fue, ni es, hacerle la vida imposible, como él mismo me dijo que hacía el año pasado. Se que no es su culpa haber terminado siendo amigo de quejicus, no pasa por ahí. Lo único que hago es tratarlo como a un hermano, así como sirius es mi hermano perdido regulus es el hermanito al que nunca pude molestara por ser hijo único.

¿Dónde estuviste? - sentí como Peter se unía a mi paso rozando mi brazo respirando de manera algo agitada.

Estuve por ahí. ¿qué pasa? - seguí caminando igual que antes solo que ahora con él a mi lado.

Tenias entrenamiento…

¿QUE?, soy el capitán! se supone que las decisiones pasan por mi antes… al menos podrían haberme avisado no? - para ese entonces ya había detenido mi paso y estaba buscando respuestas en Peter.

am… si, exacto, sos el capitán, vos cambiaste el entrenamiento del sábado a el viernes y hoy es viernes, a las cinco… Son como las ocho ya - Hacía pausas irritantes entre sus frases y cada vez me estresaba más.

No puede ser, yo nunca olvidaría un entrenamiento. ¿Dónde está sirius? ¿Lo viste?

Nop, parecía algo molesto igual. tienen su primer partido del año el domingo, ¿sabes?

Si Petter, lo se! - me di media vuelta y corrí hacia el castillo en busca de sirius.

Corriendo casi me rompo la geta más de una vez pero, pero sabía que a cada segundo que pasaba más posibilidades existían de que sirius me cortara la cabeza o comenzara a planear como enterrarme vivo. Busque en la sala común, los dormitorios, el campo de quidditch, los baños, cada pasillo por los que solíamos merodear y nada. Y bueno, finalmente caí en la hora que era, que estupido. El gran comedor era la opción más lógica, cualquier persona normal lo hubiera deducido rápidamente. Cuando llegué vi a sirius hablando con Remus y Marlene y frente a ellos Dorcas y Peter intercambiaban algunas palabras mientras terminaban de comer. Me acerqué con cuidado y me senté junto a Dorcas. Cruce miradas con sirius y los tres se callaron mientras yo agarraba algo de comer.

¿Dónde estuviste? - me penetró con su mirada - estuvimos media hora esperándote en el campo.

Estuve buscándote - comencé a comer bajando la vista para sacarle un poco de intensidad a todo esto.

James no seas imbécil

Al parecer ambos están empeñados en llamarme imbécil - susurre y antes de que pudiera decir nada me puse a hablar - si, tenemos un partido contra slytherin el domingo, soy el capitán, bla bla bla. Ya está, lo olvide solo una vez, superalo.

Siendo el capitán tendrías que estar mínimo en los entrenamientos que organizas - yo seguía indiferente mirando mi plato y de repente sentí como la mano de sirius me tomaba por la camisa y hacía que me pare de forma algo violenta teniendo entre nosotros únicamente la mesa - si no te interesa avisa y cambiamos de capitán - me miró a los ojos con una mirada desafiante.

Cuando me deje de interesar vas a ser el primero en saberlo, le respondí con la misma voz cortante y luego le sonrei con disimulo - y si deciden despacharme voy a negarme a menos que seas vos quien me reemplace.

sabemos que quedaría capitán quieras o no - me sonrió con la misma discreción que yo había usado y me empujo dejándome caer nuevamente en mi asiento.

Habíamos llamado la atención de una parte de la sala común, de la mesa de slytherin más que nada y era justamente eso lo que sirius quería, que crean que estábamos peleando, como esperar menos de Canuto. 

Miré a la mesa de slytherin, el grupito de los que formaban parte de su equipo estaban ahí, intercambiaban risitas intentando disimular mientras miraban hacia nosotros, tampoco esperaba menos de ellos. Antes de poder apartar la mirada y volver a mi preciada comida mi mirada se cruzó con la de regulus y no pude evitar dedicarle una agradable sonrisa que raramente, de forma algo torpe, fue respondida con una pequeña mueca que, debo admitir, lo hacía ver tierno y agradable en vez de aburrido.