2

129 18 2
                                    

Regulus

Supuse que Hogwart sería pura paz comparado con la mansión Black y de hecho lo es, no voy a decir que no porque estaría mintiendo, pero Sirius y James no dejaron de hacerme la vida imposible. Desde que entré aquí sus prioridades siempre fueron las bromas, las chicas, y por supuesto su grupito, pero ahora yo me había convertido en su niñito favorito. A cada paso que daba alguno aparecía a molestarme o a caminar a mi lado sin cerrar la boca siquiera por un segundo. Los quiero, es cierto, pero haciendo una excepción a Remus, no dejan de quemarme la cabeza. Sirius me humilla cada vez que puede acercándose a abrazarme y despeinarme haciendo que todos recuerden que soy su estupido y aburrido hermanito que vive en la biblioteca, Peter constantemente está acercándose a pedirme que le recomiende o alcance libros de la sección prohibida porque, aunque no lo admita, no se anima a buscarlos por sí solo y James no para de portarse como un imbécil. De los cuatro es el que más me irrita y no es como que me falten razones para pensar así. Me roba los libros mientras leo, me pone la traba cada que ando distraído haciéndome quedar como un tarado y siempre se ríe en mi cara cuando le digo que pare. Al parecer los 16 hicieron que madure un poco y en lo poco que paso de este año no tuve la oportunidad de odiarlo aun, pero la reputación es algo que se desarrolla con el tiempo y ya tiene muchas marcas rojas en mi lista mental que no se van a borrar tan fácilmente.

Este es mi quinto año en Hogwarts y recién ahora aprendí bien en qué lugares puedo estar y los "merodeadores", como ellos se hacen llamar, no van a molestar. La sala común de slytherin es la más simple de todas, simplemente ninguno llegó ahí hasta ahora y espero que siga siendo así por los años que quedan; en la biblioteca solo me encuentro con Remus y a veces con Peter, pero suelen hablar un ratito y luego se callan dejando lugar a ese silencio que tanto amo; y por último mi lugar feliz entre los preciados árboles del bosque prohibido. La verdad no se porque todos le tienen tanto miedo, mientras no te adentres más de 20 metros todo es paz y tranquilidad, nadie nunca me siguió ahí, y quienes tuvieron la intención se arrepintieron al ver los árboles oscuros que tan mala fama le dan al bosque. Podríamos decir que es mi pequeño secreto. Bueno... lo era, debí suponer que apenas me descuidara James me vería entrar me seguiría y no se haría para atrás. 

James el bosque es peligroso, no quieres estar aquí - le repetí por tercera vez mientras seguía avanzando hacia el bosque. 

Regulus, es la tercera vez que te digo que no me importa, vengo a hacerte compañía, no quiero que te pase nada - apenas lo escuche se me escapó una risa automáticamente - De qué te reís?? - me reí un poco más fuerte, que clase de persona cree que soy?. 

James, dónde crees que estoy cada vez que desaparezco los sábados eh? - sonreí y lo miré para ver su cara mientras pensaba alguna respuesta a lo que acababa de decir. 

No, no te creo, el bosque es peligroso y vos sos muy... - pensó unos instantes en cómo decir lo siguiente pero entendí perfectamente a qué se refería. 

Sos un imbécil. Por ser un año más chico y no ser super musculoso o llamativo no soy un debilucho - camine un poco más rápido pero él seguía mi paso sin problema. 

El imbécil serás vos que te muestras como un debilucho antisocial aburrido ante todo. 

Al menos no me porto como un niño de 12 teniendo 16 ni me las agarro con el hermano de mi mejor amigo. 

Bueno ya, se que te diste cuenta, no te estoy molestando tanto como los otros años, aprecia eso, pero piensalo, como me voy a volver inteligente si no te robo tus libros - bromeó. 

¿Tanto quieres un hermanito? 

Eh.... - vi por el rabillo del ojo como miraba hacia otro lado.

Cállate, si? No digas nada... si no te vas a ir vas a tener que callarte porque vengo a leer, no a hablar. 

Y sorprendentemente así hizo, cerró la boca. Nos sentamos contra un árbol... bueno, yo me senté contra un árbol y él no dejó de deambular por todas partes. Caminó en círculos, se sentó de mil formas diferentes, se acostó. Había pasado más de media hora y yo solo había leído medio capítulo, con este chico dando vueltas era imposible concentrarse. Finalmente el cachorrito inquieto se quedó tranquilo, acostado boca arriba a mi lado, tenía varias flores en su pecho, margaritas específicamente. Las estaba enredando en forma de círculo. Se había aburrido, finalmente estaba calmado, pero yo no había podido leer una sola página más, estuve mirándolo de reojo intentando descifrar porque no solo se iba a hacer algo mejor con su vida. 

- ¿Qué haces? - cerré el libro, lo apoye a mi lado y lo mire recibiendo su mirada de vuelta, pero en vez de responder solo se apoyó el dedo índice en la boca y me sonrió - Ya deje de leer, podes hablar. 

- Creí que tendría que estar callado por siempre - se levantó del piso y se sentó frente a mí - no sabía que en el bosque habían flores tan lindas - acercó lo que sea que había hecho a mi cabeza pero me aleje automaticamente. 

- ¿Dónde aprendiste a hacer esas cosas? - era una corona de flores, todas blanquitas como la nieve una al lado de la otra.

Volvió a acercarlo a mí y me quedé quieto esta vez.

- Las flores blancas te quedan bien eh, casi que son del mismo color que tu piel - me dedico una cálida sonrisa y apoyó sus manos en sus rodillas sin dejar de mirarme - Marlene, me enseñó el año pasado. 

Lo miré confundido. James es irritante usualmente… quizas no era tan estúpido después de todo o solo siente que su rol en la sociedad es ser un imecil. Quizás y podríamos llegar a estar bien, él no me molestaría, yo no lo odiaría y tendría a alguien más con quien hablar además de severus y pandora. 

Nos quedamos mirándonos un rato, yo intentando procesar todo y James.... no sé, parecía estar estudiando la forma de mi rostro, memorizarla o alguna estupidez de esas que todos hacemos cuando no tenemos otra cosa que hacer. Finalmente se levantó. 

Bueno, me tengo que ir, está oscureciendo y no me gustaría ir a cenar sin antes darme una ducha que me saque el frío del cuerpo... ¿te quedas? 

Eh.... si, si si, yo me voy a quedar un rato más - sacudí levemente mi rostro intentando despertar de mi cuelgue- adiós

Nos vemos - dijo mientras se daba vuelta y se iba. 

Me quedé solo, con mi libro al lado, las flores en mi cabeza y un sentimiento extraño, después de cinco años quizás James había madurado. Sonreí y volví a abrir el libro pero ya era incapaz de seguir leyendo.

Ta MargueriteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora