capítulo 2

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  ¿Está mal que mire tus labios cada vez que dices algo?

No nos quedamos mucho tiempo más en la tienda, en especial porque estar a lado de Max me ponía más nerviosa de lo que debería, así que pague el anillo a la que ahora sabía que es hermana de Max y salimos del local. Ella se había limitado a sonreírme de forma amable, no esa sonrisa ladina que dedicó cuando estábamos solas, y yo me pregunté si habrá sido porque me quede boquiabierta al ver a su hermano.

— ¿qué fue lo que descubriste ahí adentro? — Le pregunté a Zoé una vez estuvimos tan lejos de la tienda de antigüedades como se nos fue posible.

— ¿eh? — Se giró a mi con una clara confusión.

— antes que llegará Max, dijiste que...

— ¡ah! — Sonrió para sí —. justamente eso, que eran familia. De hecho estaba a punto de preguntarle si te presentaba a su hermano. — Me dio un empujoncito sugerente.

Rodé los ojos con fastidio. Aunque su hermana hiciera el ademán de presentarme con Max de forma oficial, lo más probable era que mis cuerdas vocales decidieran irse de vacaciones a cancún. No porque no fuera capaz de hablar con una persona, sino que cuando estaba nerviosa podía reaccionar de muchas formas, las dos principales eran quedarme muda o tener un horrible vomito verbal.

Los autos pasaban apresurados a nuestro lado, al atardecer ya se acercaba y las carreteras principales se terminarían congestionando demasiado rápido. No debí haberme saltado la clase, acechar a las personas que me gustaban desde la distancia era mi especialidad, no pararme a su lado y respirar el mismo oxígeno.

Al llegar a la residencia me lancé a mi mullida cama como si mi vida se fuera en ello. Zoé optó por darse un baño primero y luego acostarse en la suya. Ambas teníamos suerte de que nos hubiera tocado una habitación para las dos.

— ¿que harás mañana? — me preguntó.

— terminaré un proyecto y estudiaré para los exámenes finales.

— ¿los exámenes finales? ¿no son en dentro de dos meses?

— sí... bueno, es mejor estar preparada desde ahora.

Escuché el bufido de Zoé desde su cama, tenía que admitir que a veces podía ser un poco pesada con el estudio.

— yo volveré a la tienda de antigüedades, creo que basaré mi proyecto final en los objetos de ese lugar.

— ¿te dieron permiso para hacer eso?

— ¿en la tienda? eh... sí, mientras llegabas le dije a Joann que estudiaba historia.

— ¿Joann? , ¿así se llama?

— sí, que nombre más raro ¿no? — bostezó.

                                        ~

Al día siguiente salí de clase demasiado agotada como para seguir estudiando encerrada en mi cuarto, así que decidí ir al café del día anterior solo para darme un pequeño respiro mientras terminaba algunos deberes de física cuántica.

Decidí estudiar astronomía, fue una de las decisiones más fáciles que pude haber tomado en toda mi vida, desde que tenía memoria los cuerpos celestes habían sido mi fascinación y mi pan de cada día. Supongo que eso se lo debía agradecer a mi madre, una amante del campo y las excursiones en l naturaleza, ella siempre hizo todo lo que estuvo a su alcance para llevarme lo más alejada de los suburbios posibles y me dio la oportunidad de conocer las estrellas.

dulce pecado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora