《DIANA, ¿DONDE TE ENCUENTRAS?. TE ESTAS DEMORANDO DEMASIADO Y NO TE OIGO POR NINGUNO LUGAR CERCANO A MI.》
El cielo nocturno se había apoderado de todo, ya iban dos días donde Diana no venía a ver a Kay. Sin aviso que se ausentará por unos días, lo único que el muchacho encarcelado sabía era que tendría una fiesta en la casa de un hombre al que llamo “El duque Marc” del cual le hablo muy bien diciendo cosas que beneficiarian a la reputación de ese duque. Una molestia se apoderó del vampiro, la presión que había en su pecho era totalmente molesto y trataba de distraerse con la más mínima cosa; como jugar con sus manos como lo estaba haciendo ahora.
Estando acostado en el suelo, se enderezó quedando sentado. Se recostó en los barrotes que lo mantenían cautivó como a un animal y murmuró.— No me gusta que hable tan bien de él. No tengo ganas de conocer a ese tal duque, de seguro ni es tan bueno como dice y es solo otra molestia como su esposo.
Se trataba de convencer a si mismo, no queriendo que sus pensamientos le jueguen en su contra. ¿Tan mal lo puso esa chica en tan poco tiempo?, Apenas la conocía y ya la quería para él. La necesitaba tanto que su propia mente lo hacía imaginar distintos escenarios donde solo tenían una cosa en común; Diana lo abandonaba. Con desesperó tiro de sus cabellos en un intento fallido de ahuyentar esos horribles pensamientos lejos de él.
《¿Y si se canso de mí?. ¡No!, ella me lo prometió. Diana dijo que estaría siempre para mí y yo mismo haré que así sea.》
Todavía seguía con el malestar dentro de su pecho pero ahora tenía una sensación de hundiendo, extrañamente su respiración iba aumentando su ritmo siendo le casi imposible respirar con normalidad. La cabeza le daba vueltas, se había olvidado hasta donde estaba sentado. Su garganta tenía una piedra enorme y pesada, inútilmente llevo sus manos a su cuello cuando el área pero sin sentir algo físico. Todo los malestares que estaba sintiendo eran imaginarios y lo sabía bien; pero aún así no los podía borrar o dejar pasar. ¡Ella no podía abandonarlo, se lo prometió!, Las promesas se deben de cumplir pase lo que pase sin excepciones, su madre así se lo había enseñado y no quería que le fallen en eso.
Kay miro su panorama, las paredes lo desesperaban, ¿En qué momento la celda se había hecho más pequeña?. Sus ojos se abrieron de sobre manera y unas venas en sus brazos se hacían notar, se abrazaba a si mismo queriendo que allá más espacio pero la celda seguía y seguía haciendo más y más pequeña con cara intento de recuperar el aire que le había falta. Todo su cuerpo temblaba anormalmente, enterró sus uñas en la piel desnuda de sus brazos sacándose pedazos de piel que pronto volvían a la normalidad de siempre.
»— Diana.
Necesitaba salir de la celda urgentemente, necesitaba estar con Diana de una maldita vez, necesitaba salir de allí rápido. Cómo pudo se puso de pie, se acercó al límite que le imponían los barrotes de hierro; solo algo más lo detenía de ser libre al fin y era un estupido candado que cabría perfectamente en una de sus manos. Apretó el mecanismo con una fuerza descomunal para un simple humano haciéndolo literalmente polvo. Una vez que salió de allí se apuro en trepar las paredes golpeando y tirando las bolsas contenedoras de sangre que colgaban desde hace años. Miro los ventanales y busco alguno que no tuviera seguro, por más desesperado que tuviera no rompería nada que sea de la mujer que quería.
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La Duquesa Diana
De TodoDiana es una mujer de la alta sociedad, como toda mujer de ese mundo fue obligada a casarse contra su voluntad con alguien a quien no ama a una corta edad sin tener las posibilidades de disfrutar sus años de juventud. Obligada a llevar una vida de i...