Epílogo

28 4 2
                                    

DOS AÑOS DESPUÉS...

—El gran día a llegado... —pronuncia mi mejor amiga orgullosa al verme portar mi vestido de novia y yo solo me quedo en silencio sin decir nada.

Después de aceptar a Leiner de vuelta, las cosas no fueron todas color de rosas. Ambos sabíamos que esto sería un proceso que implicaría perdón y comprensión, pero sobre todo debíamos demostrar que el amor que aún sentíamos el uno por el otro, era capaz de curar cualquier grieta que en el pasado de habia hecho.

Y ahora... después de tantas caídas y tantas levantadas, de tanto dolor en el proceso de sanar nuestras heridas, habíamos decidido que ya era el momento perfecto para unir nuestras vidas.

—¿Nerviosa? —inquiere mi amiga y yo sigo sin despegar mis ojos del espejo.

A ella no podría mentirle y decirle que no lo estoy, seria una gran embuste si decidiera hacerlo.

Miro como el vestido estilo princesa griega se acopla a la perfección a mi esbelta figura y mi cabello lleno de flores blancas con un peinado sencillo, me hacen lucir hermosa.

—Jamás pensé que podría llegar a esto —digo aún incrédula de lo que hoy pasará—. Después de todo lo que ha sucedido, nunca pensé que lograría por fin unir mi vida con la del chico que amo —sonrío algo nostálgica y mi amiga me abraza.

—Sé lo que debes estar pensando y te prohibo que tengas esa clase de pensamientos el día de tu boda —me regaña—. Te mereces todo lo que has logrado, deja de pensar que no eres digna de las cosas buenas que te pasan, porque ahora si de verdad me enojo —agrega y varias lágrimas se escapan de mis ojos mientras trato de sonreír.

Hay momentos en los que solo te has acostumbrado a que te ocurran cosas malas, a recibir golpes y que solo en tu vida hay cabida para preguntarte, ¿por qué me suceden estas cosas? O ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Y es hay donde entras en un dilema existencial, en donde tu misma te respondes y te reprochas de la manera más cruel, haciéndote creer que eres la culpable de todo lo que te pase, que algo malo has debido de hacer para merecer todo lo horrible que te pasa. Y así, cuando cosas buenas comienzan a llegar, te preparas porque muy en el fondo intuyes de que lo peor está por venir.

De que jamás pueden pasarte cosas buenas, sin que estas vengan acompañadas de algo caótico después. Te acostumbras que después de tantos golpes y tantas caídas, siempre debes estar a la defensiva para que así nada pueda tomarte con la guardia baja y aquello que te venga a lastimar no te golpeé o afecte con la misma intensidad que venía.

Sé que está mal pensar de este modo y espero con toda mi alma algún día sanar por completo, anhelo que todo el amor que Leiner y yo nos tenemos siga siendo aquel estimulante para dejar en el pasado, todo aquello que nos hizo daño y así poder vivir nuestras vidas de manera plena.

—Ya basta de lloriqueos y mejor vámonos, no queremos hacer esperar tanto al novio —dice mi amiga y la emoción de todo lo que conlleva ser la futura esposa de alguien, me inunda.

Estoy feliz por todo lo que va a suceder, eso es un echo, pero también la incertidumbre y el nerviosismo me tienen el estómago prensado con un nudo.

—Ya es hora —se asoma por la puerta Collins y en cuanto me ve, expande una sonrisa de oreja a oreja.

Sus ojos me miran de esa manera especial en la que intuyes que tus amigos se sienten orgullosos de ti y es inevitable no sonreír también.

—Te ves Fantástica —me elogia y una risita tímida sale desde mi garganta.

Siempre me acostumbré a escuchar piropos de gente que solo era amable conmigo por mi posición social, pero que estas palabras provengan de personas que amo y ellas me amen de verdad, me hacen sonrojarme.

Una Súper Star En El Campus ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora